Inicio: iniciamos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario meditado en honor al Sagrado Corazón de Jesús.
Canto inicial: “Sagrado
Corazón, Eterna Alianza”.
Oración inicial: “Dios
mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen,
ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos
méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os
pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (Misterios
a elección)
Meditación
En la Primera Aparición, Jesús se le presentó a Santa Margarita
todo golpeado y desfigurado, como tal cual como estaba en Su flagelación y le
dijo: “¿Y bien querrás gozar de este placer?- Yo no gocé jamás de ninguno, y me
entregué a todo género de amarguras por tu amor y por ganar tu corazón- Querrás
ahora disputármelo?”. Y Santa Margarita comprendió en ese momento que era su
vanidad la que había reducido al Señor a tal estado. Oh Jesús, danos la gracia
de poder comprender que si nuestros pecados, producen en nosotros placer de concupiscencia,
en Ti se traducen, en cambio, en atroces dolores, los dolores de la Pasión,
porque los castigos que nosotros merecemos por tales pecados, los recibes Tú. Danos
la gracia, oh Sagrado Corazón de Jesús, de comprender cómo nuestros pecados de
concupiscencia, que provocan placer pecaminoso, en Ti se traducen en dolores
atroces, y concédenos también la gracia de poder amarte de tal manera, que si
no nos mueve ni el amor del cielo, ni el temor del infierno para no pecar, nos
mueva al menos el deseo de no provocarte más dolor con nuestros pecados.
Silencio para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado Corazón de Jesús, Tú te apareciste a Santa
Margarita, y le mostraste tu amabilísimo Corazón, diciéndole: “He aquí el
Corazón que tanto ha amado a los hombres, y solo ha recibido ingratitudes y
desprecios”. Esto es así, porque la inmensa mayoría de los cristianos, a
quienes Tú donaste la filiación divina y por quienes diste tu vida en la cruz,
y por quienes desciendes del cielo cada vez en la Santa Misa, para renovar de
modo incruento y sacramental tu Santo Sacrificio de la cruz en el altar
eucarístico, en vez de acudir el Día Domingo, Día del Señor, a recibir el Pan
bajado del cielo, el Verdadero y Único Maná del cielo, que concede la Vida
eterna, tu Sagrado Corazón Eucarístico, que los alimenta con el Amor Eterno de
Dios Trino, te dejan solo y abandonado en el altar y en el sagrario, porque te
posponen por los modernos y falsos dioses neo-paganos de nuestros días: el
deporte, el fútbol, la política, la diversión, el cine, la música, que no es
otra cosa que la satisfacción hedonista, egoísta, de las propias pasiones y la
exaltación y la adoración del hombre por el hombre mismo. Oh Sagrado Corazón de
Jesús, que recibes tantas injurias, ingratitudes y desprecios en la Eucaristía,
recibe la adoración que nosotros, pobres y miserables pecadores, te tributamos,
por manos de la Virgen y por intermedio de su Inmaculado Corazón, en reparación
por nuestros pecados y los del mundo entero.
Silencio
para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado Corazón de Jesús, que te apareciste a Santa
Margarita con una corona de espinas que te estrechaba fuertemente a cada
latido, indicando de esa manera cuánto dolor te producen, continuamente, a cada
latido, nuestros malos deseos, nuestros malos pensamientos, nuestras malas
obras, porque las espinas que rodean tu Sagrado Corazón y lo oprimen y lo
desgarran a cada latido, son nuestros pecados; las espinas que lastiman y
laceran tu Sagrado Corazón están formadas por la malicia de nuestro corazón,
que se materializa en forma de filosas, duras y gruesas espinas, que a cada
latido de amor de tu Sagrado Corazón, que es el Corazón de Dios, le responde
con la malicia del pecado, del odio, del desamor, de la indolencia, de la falta
de caridad, de la indiferencia, de la injusticia, del agravio, y de toda clase
de mal, que surge del corazón humano como de una negra fuente que no tiene fin.
¡Oh Buen Jesús, por la corona de espinas que rodea y lastima tu Sagrado Corazón
a cada latido, y que representa nuestros pecados, concédenos la gracia de la
contrición de corazón, para que profundamente arrepentidos de haberte ofendido
en tu majestad y santidad infinita, seamos siempre capaces de elegir la muerte
la muerte antes que ofenderte con el pecado mortal o con el pecado venial
deliberado! Te lo pedimos por los dolores del Inmaculado Corazón de María.
Amén.
Silencio
para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado Corazón de Jesús, que te apareciste a Santa
Margarita María, envuelto en las llamas de Fuego del Espíritu Santo, indicando
que quieres comunicar de este Fuego de Amor Divino a todo aquel que te reciba
con un corazón contrito, con fe y con amor; lamentablemente, nuestros corazones
son, la gran mayoría de las veces, como la roca, fríos, duros, insensibles a la
acción del fuego y por lo tanto, cuando te nos donas en la Comunión
Eucarística, el Ardor de tu Amor que nos comunicas, no produce cambios en
nosotros. Oh Sagrado Corazón de Jesús, haz que tu Madre, Nuestra Señora de la
Eucaristía, convierta nuestros corazones, duros y fríos como la piedra, en
hierba seca, que arda al instante, al contacto con las llamas que envuelven a
tu Sagrado Corazón Eucarístico, de manera tal que al comulgar, todo nuestro ser
sea invadido por el Fuego del Divino Amor y así se vea cumplido tu deseo: “¡He
venido a traer Fuego a la tierra, y cómo deseo verlo ya ardiendo!”.
Silencio
para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Sagrado Corazón de Jesús, que te apareciste a Santa Margarita
con una cruz en tu base, indicando así que quien quiera acceder al Amor de Dios
que inhabita en Ti, debe hacerlo por medio de la cruz, y que no hay otra forma
de acceder al Amor de Dios, que no sea por medio de la cruz, porque el Sagrado
Corazón es el Fruto exquisito del Árbol de la Cruz; te suplicamos, oh Sagrado
Corazón de Jesús, ya que somos demasiado pequeños, haz que tu Amorosa Madre, que
es también nuestra Madre, puesto que está al pie de la cruz, que sea Ella quien
nos tome entre sus brazos, y así como hace una madre con sus hijos pequeños,
que Ella nos lleve hacia Ti y coloque nuestros labios en el costado abierto de
tu pecho, para que podamos beber del contenido de tu Sagrado Corazón
traspasado, la pulpa del Fruto exquisito del Árbol de la Cruz, la Sangre y el
Agua de tu Sagrado Corazón. Amén.
Oración final: “Dios
mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen,
ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos
méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os
pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto
final: “Sagrado
Corazón, Eterna Alianza”.
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