martes, 31 de diciembre de 2019

Hora Santa en reparación por acto vandálico contra el Pesebre en Italia 311219



          Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por el acto vandálico sufrido por un Pesebre en Italia. Para mayor información acerca de este lamentable incidente, consultar la siguiente dirección electrónica:


Canto inicial: “Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

Con relación a la Comunión espiritual, el Padre Pío de Pietralcina daba el siguiente consejo a una hija espiritual suya: “A lo largo del día, cuando no te dejan hacer otra cosa, llama a Jesús, incluso en medio de tus ocupaciones, con un gemido resignado del alma y Él vendrá y se quedará unido siempre con el alma mediante Su gracia y Su santo amor. Con el espíritu vuela al sagrario cuando no puedas hacerlo con el cuerpo y allí desahoga los deseos ardientes y abraza al Amado de las almas mejor que se te hubiera dado si lo hubieras recibido sacramentalmente”[1].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Debemos aprovechar de continuo el don de la Comunión espiritual, sobre todo en los momentos de prueba o de abandono. En efecto, ¿qué puede ser más precioso que la unión con Jesús Hostia mediante la Comunión espiritual? Este santo ejercicio puede llenar de amor una jornada que por alguna circunstancia se encuentra demasiado atribulada; puede hacernos vivir con Jesús en un abrazo de amor, dependiendo de nosotros hacerlo todas las veces que queramos, hasta incluso no interrumpirlo casi nunca[2].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.  

Meditación.

Santa Ángela de Mérici tenía ferviente y devota pasión por la Comunión espiritual. No solo la hacía ella con frecuencia y animaba a hacerla, sino que llegó a dejársela en herencia espiritual a sus hijas para que la practicaran perpetuamente[3]. Otro santo que vivía de las Comuniones espirituales es San Francisco de Sales: su propósito era hacer al menos una Comunión espiritual cada cuarto de hora y el mismo propósito lo había hecho San Maximiliano María Kolbe desde joven.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio. 

Meditación.

El beato Andrés Beltrami es otro ejemplo: él ha dejado una breve página de su diario íntimo que es un pequeño programa de vida vivida en Comunión espiritual ininterrumpida con Jesús Eucaristía. Este santo decía así: “Dondequiera me encuentre pensaré con frecuencia en Jesús en el Sacramento. Fijaré mi pensamiento en el Santo Sagrario incluso cuando me despierte de noche, adorándolo desde donde me encuentre, llamando a Jesús en el Sacramento, ofreciéndole las acciones que esté haciendo. Instalaré un hilo telegráfico desde el estudio hasta la Iglesia, otro desde la habitación, un tercero desde el comedor y con la frecuencia que pueda enviaré mensajes de amor a Jesús en el Sacramento”[4].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Los santos se han servido con mucho interés y devoción de la Comunión espiritual, para dar salida al caudal de amor hacia Jesús Eucaristía contenido en sus corazones[5]. Santa Francisca Javiera Cabrini decía: “Cuanto más Te amo, menos Te amo, porque más querría amarte. No puedo más con esto… ensancha, ensancha mi corazón”. Santa Bernardita, en los períodos en que no se despertaba por la noche, llegó a pedirle a una compañera que la despertase, con el objetivo de hacer una Comunión espiritual: “Porque querría hacer la Comunión espiritual”.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.



[1] Cfr. Stefano María Manelli, Jesús, Amor Eucarístico, Testimonios de Autores Católicos Escogidos, Madrid 2006, 91.
[2] Cfr. Manelli, ibidem, 91.
[3] Cfr. Manelli, ibidem, 91.
[4] Cfr. Manelli, ibidem, 92.
[5] Cfr. Manelli, ibidem, 92.

No hay comentarios:

Publicar un comentario