jueves, 14 de noviembre de 2019

Hora Santa en reparación por la presencia de la Pachamama en una misa en Menorca, España 051119



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la presencia sacrílega y ofensiva a la majestad de Dios Uno y Trino, del ídolo llamado “Pachamama”, en una misa celebrada en Menorca, España. Para mayores detalles acerca del lamentable suceso, consultar el siguiente enlace:


         Canto inicial: “Tantum ergo, Sacramentum”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

         Como afirma un autor, “La gracia no sólo concede al alma la mayor de las virtudes, la caridad, sino que la hermosea además con todos los hábitos de las virtudes sobrenaturales, es decir, la hermosea con las virtudes infusas. Con los hábitos de las virtudes morales sobrenaturales que se infunden en el alma con la gracia –virtudes que exceden a las naturales más que el cielo a la tierra-, el alma queda convertida en un retrato del cielo y en una imagen consumada de la hermosura divina”[1].

         Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         El Profeta Ezequiel describió el estado de gracia del primer ángel: “Tú eres un ejemplar de la semejanza divina, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura; estuviste en las delicias del Paraíso de Dios; toda piedra preciosa fue tu ornamento, el sardio, el topacio, el jaspe, el crisólito, la cornerina, el berilo, el zafiro, el carbunclo y la esmeralda; todo es oro la obra de tu hermosura y tus clarines se prepararon el día en que naciste”. Aunque el primer ángel perdió toda su hermosura con el pecado de soberbio, las mismas palabras del profeta Ezequiel se pueden aplicar a cualquier alma en gracia.

         Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Cuando alguien nace por la gracia como hijo de Dios, es nueva creatura y por ello se hace fiesta en el cielo y los ángeles se regocijan con gran alegría; en realidad, el cielo todo se alegra cuando el justo renace a la vida sobrenatural por la gracia de Cristo y todos admiran la hermosura y los dones con que se enriquece, porque el alma con la gracia participa de la naturaleza y de la hermosura divina, quedando convertida en una hermosísima imagen suya[2].

         Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

El alma en gracia llena su entendimiento con la sabiduría del cielo, por el don soberano del Espíritu Santo; la voluntad, a su vez, se perfecciona con la virtud de la caridad y con esto el alma tiene en Dios sus delicias y su paraíso de deleites. Además, es vestida riquísimamente y cubierta con piedras preciosísimas y joyas maravillosas, que son en realidad las virtudes sobrenaturales que con la gracia el alma adquiere[3].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

         Porque el alma en gracia se vuelve hermosa a los ojos de Dios, es que dijo David, refiriéndose al alma santa, que “estaba vestida de brocado de oro, guarnecida toda alrededor con variedad”, queriendo significar la multitud y diferencia de virtudes que adornan las potencias del alma en gracia. Salomón, a su vez, dijo que –el alma en gracia- era como “la aurora que nace, hermosa como la luna, escogida como el sol, terrible como un ejército de escuadrones ordenado”, porque no sólo tiene el alma que está en gracia las tres virtudes teologales –esperanza, fe y caridad-, sino que también es adornada y fortalecida con toda clase de virtudes –justicia, templanza, humildad, fortaleza, prudencia-[4]. Y así el alma en gracia se convierte en imagen hermosísima de su Creador, Fuente Increada de la Belleza y de la Bondad.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 277.
[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 277.
[3] Cfr. Nieremberg, ibidem, 277.
[4] Cfr. Nieremberg, ibidem, 278.

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