jueves, 8 de enero de 2015

Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado pidiendo por la paz


         Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado, pidiendo por la paz en el mundo, principalmente por quienes difunden el odio en nombre de falsas ideologías.

         Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Inicio del rezo del Santo Rosario meditado

         Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

         Meditación

Jesús Eucaristía, te pedimos por la paz en los corazones de los hombres, enfrentados por el odio y divididos por toda clase de prejuicios y de resentimientos; Tú nos creaste como hermanos de la misma raza humana y nos destinaste a todos a ser hijos de Dios; en un corazón en el que anida el odio, no puede reposar la Dulce Paloma del Espíritu Santo; en el corazón en el que reina el odio, este se convierte en una oscura y siniestra caverna, en donde en vez de anidar la Dulce Paloma del Espíritu Santo, van a refugiarse siniestras y perversas sombras vivientes, los ángeles caídos; en el corazón en el que anida el odio, éste se convierte en refugio de alimañas más ponzoñosas y letales que los escorpiones y las arañas, porque se convierte en refugio de demonios, que destilan su odio hacia Dios y hacia el prójimo, disfrazando este odio de ideologías que utilizan el nombre de Dios para ejercer la violencia irracional, brutal y criminal sobre el prójimo. Jesús, te imploramos y te suplicamos la paz del corazón, la paz que solo Tú puedes dar, la que Tú prometiste en el Evangelio: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; no como la da el mundo”.


         Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú eres el Rey de los corazones, porque Tú los adquiriste a todos al precio altísimo de tu Sangre Preciosísima derramada en la cruz; por esta Sangre tuya derramada por nosotros en el Santo Sacrificio del Calvario y derramada cada vez en el cáliz eucarístico, por el misterio de la Santa Misa, te suplicamos que nos concedas la paz, a nosotros, a nuestros seres queridos y a todo el mundo, especialmente a aquellos prójimos que se encuentran enfrentados por ideologías que siembran el odio, la discordia y la violencia. Jesús Eucaristía, te imploramos la paz, pero no la paz que da el mundo, porque esa paz consiste en mera ausencia externa y temporaria de conflictos, impuesta al precio de injusticias y de violencias; te pedimos tu paz, la paz que sólo Tú puedes dar, la paz verdadera, la paz que surge en el alma, cuando sobre el alma se derrama tu Sangre Preciosísima, lavándole sus pecados, liberándola de sus enemigos, la muerte, el demonio y el pecado, y concediéndole la filiación divina; es esta paz, que surge del alma en gracia, porque ha sido purificada y santificada por tu Sangre, la que te pedimos, oh Jesús Eucaristía, Rey de la paz. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú derribaste, con tu Cuerpo elevado en la cruz, “el muro de odio que separaba a los hombres” y así nos concediste la paz verdadera, la paz del espíritu, la paz que sobreviene al alma al saberse no solo perdonada por su Dios, por haber cometido el terrible crimen del deicidio, sino por haber sido liberada de sus enemigos mortales, el demonio, la muerte y el pecado, y por haber sido convertida en morada de la Santísima Trinidad, en templo del Espíritu Santo, en hija adoptiva de Dios y en heredera del Reino de los cielos. Oh Jesús Eucaristía, haz que tu Sacrosanta Cruz, por la cual derribaste el muro de odio que se había levantado entre los hombres a causa del Pecado Original, se eleve como sangriento estandarte que, resplandeciendo ante el Padre y clamando misericordia por nosotros, los hombres, haga descender sobre toda la humanidad la gracia y la dicha inefable de tu paz, la paz que sólo Tú, Hombre-Dios, puedes conceder. De esa manera, los hombres, con tu paz en el corazón, nos reconoceremos mutuamente, no como extraños que deben aniquilarse unos a otros, sino como hermanos en Ti, Cristo Jesús, e hijos adoptivos del mismo Dios, destinados a la eterna bienaventuranza del Reino de los cielos, que consiste en la contemplación y adoración de la Santísima Trinidad. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario

         Meditación

Jesús Eucaristía, Tú nos das tu paz, no como la da el mundo, sino como sólo Tú, Dios de la paz, la puedes dar, tal como lo dijiste en el Evangelio: “Mi paz os dejo, no como la da el mundo”, y esta paz nos la das en tu Santa Iglesia, en la Santa Misa, en el rito de la paz; es la paz que brota del corazón que se encuentra en estado de gracia santificante, porque un corazón en gracia participa de tu vida y participar de tu vida significa que Tú inhabitas en ese corazón en gracia, y donde Tú estás Presente, están la Paz, el Amor, la Alegría de Dios Hijo encarnado. Jesús, Tú nos diste el privilegio de ser católicos y de poder recibirte en el Santo Sacramento del Altar, sacramento por el cual te recibimos en Persona a Ti, Rey de la paz; te suplicamos, oh Jesús, por la intercesión y los dolores del Inmaculado Corazón de María, Reina de la paz, que concedas este privilegio inmerecido que nos has concedido, el de ser hijos de Dios y el de recibirte en la Santa Comunión, a todos los hombres, y para eso te pedimos que te hagas conocer y te manifiestes a ellos, por intermedio de tu Santa Madre, la Virgen, nuestra Madre del cielo, para que todos los hombres gocen de la dicha inefable de ser hijos de Dios y de recibir no solo la paz de Dios, sino al Rey de la paz en Persona, Tú mismo en la Eucaristía. Amén.

Silencio para meditar.

         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

         Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario

         Meditación

María, Nuestra Señora de la Eucaristía, tú eres la Reina de la paz; por tu intermedio, vino a nosotros el Rey de la paz, Jesucristo; por tu intercesión, los hombres recibimos el Don del Amor Divino, tu Hijo Jesús, que con su Sangre derramada en la cruz nos consiguió, a un precio altísimo, el don inapreciable de la paz de Dios, al sellar con su Sangre el perdón divino y al entregar su Cuerpo como garantía de que Dios no solo perdona todos nuestros pecados, sino que derrama su Amor eterno sobre nuestros corazones, lastimados por el odio, el egoísmo, la indiferencia hacia el prójimo, renovándolo y convirtiéndolo, por su gracia, en un nuevo corazón, en un corazón que, a imitación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, se convierte, de cueva oscura y refugio de tinieblas vivientes que destilan odio por medio de ideologías perversas, en nidos luminosos de gracia, en donde va a inhabitar y a reposar la Dulce Paloma del Espíritu Santo, que la convierte de esta manera en templo de la Trinidad y en su morada predilecta, haciendo del alma un lugar más hermoso que el mismo cielo, porque en ella habita la Trinidad, y concediéndole la gracia de derramar el Amor de Cristo a sus hermanos, por medio de las obras de misericordia. María, Reina de la paz, que por tu intercesión, recibamos, nosotros, nuestros seres queridos y todo el mundo, sobre todo nuestros hermanos cuyos corazones estén más lastimados por el odio, el don de tu Hijo Jesucristo, Dador de la paz divina, la paz que brota en el alma cuando el alma posee al Amor de los amores, Cristo Jesús en la Eucaristía. Amén.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

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