jueves, 13 de noviembre de 2014

Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado por los cristianos que sufren persecución a causa del Nombre de Jesús


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y rezo del Santo Rosario meditado pidiendo por los cristianos perseguidos en todo el mundo, especialmente por los que sufren la persecución más cruenta. Por medio de esta Adoración Eucarística nos unimos, a través del Inmaculado Corazón de María, a quien ofrecemos esta Hora Santa, a nuestros hermanos cristianos perseguidos, principalmente aquellos que están sufriendo las persecuciones más cruentas, como los cristianos de Mosul, Irak, quienes por haber sido desplazados de sus hogares, no pudieron celebrar una milenaria fiesta, la fiesta de Santa Shmuni. Nos solidarizamos con ellos, que han sido desplazados de sus hogares, y a quienes les han incendiados sus hogares, y les han decapitado sus niños y vendido como esclavas sus niñas y quemado sus iglesias[1], para decirles, a través del Inmaculado Corazón de María, que estamos al lado de ellos. Ofrecemos también esta Hora Santa y rezo del Santo Rosario pidiendo la conversión por quienes cometen estos crímenes contra la humanidad y por quienes, pudiendo intervenir para solucionar el conflicto, no lo hacen.



Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

Oración inicial: dirigimos a Cristo Dios las oraciones que el Ángel de Portugal enseñara a los Pastorcitos en Fátima: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

Meditación

Jesús, hoy los cristianos están siendo perseguidos en varios países del mundo, pero esa persecución es solo una continuación de la persecución iniciada por el Dragón infernal contra Ti en la tierra, porque el Dragón quiere exterminar tu estirpe, la estirpe de los hijos de Dios, que es la estirpe de los hijos de María. La persecución a los cristianos estaba ya anunciada al principio de los tiempos, en el Génesis, cuando Dios le dijo a la Serpiente Antigua: “Pondré enemistad entre ti y la Mujer” (Gn 3, 15). Al perseguir a los cristianos, lo que pretende el Dragón infernal, es perseguirte a Ti y darte muerte a Ti, pero eso jamás habrá de lograrlo, porque Tú lo venciste en la cruz, y tu Madre, con el poder con el que el Tú le participaste, le aplastará la cabeza al fin de los tiempos, con lo que la derrota de la Serpiente Antigua está ya anticipada y decretada desde el inicio de los tiempos: “Tú le acecharás el calcañal, pero Ella te aplastará la cabeza” (Gn 3, 15). Por eso es que, aunque la persecución a los cristianos arrecie en nuestros tiempos, eso solo es señal de que a la Serpiente Antigua le queda poco tiempo y de que se acerca el fin de sus días en la tierra, porque Tú y tu Madre, encadenarán a la Serpiente y la arrojarán al Lago de fuego, de donde no habrá nunca más de salir para hacer daño a los hijos de Dios. Mientras tanto, a nosotros, nos toca seguir al Cordero donde quiera que vaya, y donde quiera que esté: en el altar eucarístico, en el sagrario, en la Santa Misa, y adorarlo con todas las fuerzas de nuestro ser, de nuestro corazón, de nuestra alma, de nuestro amor, pidiendo la fortaleza para nuestros hermanos perseguidos para que encuentren, como la encontramos nosotros, en la oración, la protección de María Santísima y del Cordero de Dios. Amén.


Adoración por los cristianos que sufren persecución
14 de Noviembre de 2014

Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

Meditación

Jesús, en nuestros días, los cristianos son perseguidos, hostigados, encerrados, condenados a muerte, apedreados, expulsados de sus casas, obligados a emigrar, flagelados, quemados vivos, decapitados. En esta persecución, oh Jesús, la causa no es la mera pasión humana, sino el odio satánico del Ángel caído, que ve en los cristianos el sello indeleble de la cruz, sellado en el bautismo, y como ve en ellos tu imagen, busca destruirlos porque en ellos te ve a Ti, oh Cordero de Dios, y por eso busca destruirlos, para destruirte a Ti. El Ángel caído persigue con odio satánico a los cristianos, así como te persiguió a Ti, apenas se enteró de tu Nacimiento, para asesinarlos, de la misma manera a como pretendió asesinarte por medio de Herodes, obligando a tu Madre, María Santísima y a San José, tu Padre adoptivo, a huir precipitadamente luego de que el Ángel del Señor les advirtiera a través del sueño que Herodes “quería matarte” (cfr. Mt 2, 13). Hoy también, los modernos Herodes, los perseguidores del cristianismo, buscan borrar de la faz de la tierra, por medio de la violencia, todo vestigio de cristianismo, arrasando al suelo y convirtiendo en cenizas las casas de los cristianos y obligando a la conversión forzada a otras religiones y pasando al degüello a quien no quiera convertirse. Hoy, como ayer en la Matanza de los Inocentes, se repiten los degüellos y las matanzas de cristianos, por el solo hecho de ser cristianos; hoy se repiten las decapitaciones de cristianos; hoy se queman vivos a los cristianos, por el solo hecho de llevar en sus almas el sello indeleble del bautismo sacramental; hoy se persigue a muerte a los cristianos, por el solo hecho de confesar el Sacrosanto Nombre del Hombre-Dios Jesucristo, pero hoy también, como ayer, la sangre de los mártires, es la semilla de nuevos cristianos, y hoy también como ayer, en los lugares martirizados, en donde se derrama la sangre de los corderos inocentes, los cristianos muertos a causa del odio a la fe en Cristo, nacen cada vez más hijos de Dios, porque la sangre de los cristianos muertos por Cristo, grita al cielo: “¡Jesucristo es Dios y está vivo, glorioso y resucitado en el cielo, en la cruz y en la Eucaristía, y viene pronto en su Segunda Venida, en la gloria, en la Parusía!”. Amén.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Silencio para meditar.

Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

Meditación

Jesús, la persecución del Dragón se verifica de diversas maneras, cruentas e incruentas, y todas han sido descriptas en las Escrituras. En el Apocalipsis se lee: “El Dragón persiguió a la mujer y a su Hijo y acechó a la Mujer y vomitó un río para ahogar a su Hijo” (cfr. Ap 12, 1-17). El río con el que el Dragón intenta ahogar al Hijo de la Mujer es el río de las blasfemias, de la apostasía, de la negación de la divinidad de Jesucristo, del odio a Jesucristo y a su cruz, del odio a la vida en cuanto creación de Dios, del odio al hombre en cuanto imagen de Dios, del odio de todo lo bueno, lo verdadero, lo bello, y de todo cuanto pueda remitir a Dios, por eso la persecución a los cristianos no es solo la persecución cruenta, sino también es la persecución incruenta, la persecución que se da de forma solapada, es la persecución que pretende desterrar la idea de Dios de la mente del hombre, el amor de Dios del corazón del hombre, las obras de Dios de las manos del hombre, para hacer desesperar al hombre, de modo que al final de sus días, el hombre se encuentre vacío de Dios y se desespere. La persecución cruenta y la persecución incruenta, desencadenadas por el Dragón y por la Bestia, la Masonería y el Comunismo, provocan la tribulación en las almas de los cristianos, pero quienes se aferran a la Cruz de Cristo y se cubren con el manto de la Virgen, se ven a salvo de las insidias y de las asechanzas perversas del Dragón y de la Bestia; los que se abrazan a la Cruz y se cubren con el manto de la Virgen son aquellos de los que habla el Apocalipsis: “Estos son los que vienen de la Gran Tribulación y han lavado sus vestiduras en la Sangre del Cordero y siguen al Cordero donde quiera que vaya” (Ap 14, 4). Al abrazarse a la cruz, son bañados por la Sangre del Cordero, que escurre y baja por el Cuerpo de Jesús que de la cruz cuelga, y así sus pecados son lavados por la Sangre Preciosísima de Jesús, y lo siguen adonde va el Cordero, y como el Cordero va, del Calvario al Sepulcro, y del Sepulcro a la gloria del cielo, así los que sufren la Gran Tribulación de la persecución, al abrazarse a la cruz de Jesús, sufren la muerte de cruz, son sepultados con Jesús y luego resucitan con Él y con Él y por Él son glorificados. También nosotros queremos compartir su suerte, aunque no pedimos el martirio, pero sí nos abrazamos a la cruz y adoramos a Jesús en la Eucaristía, y pedimos compartir la tribulación de la cruz para, algún día, compartir la gloria de la resurrección. Amén.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Silencio para meditar.

Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

Meditación

Jesús, los que son perseguidos por causa de tu Nombre, a los ojos del mundo, no valen nada, porque lo han perdido todo, puesto que deben abandonar todo: patria, hogar, tierra, posesiones, bienes, casas, familia; deben huir, en la mayoría de los casos, con lo que tienen puesto; muchos no tienen con qué alimentarse y padecen penurias inenarrables en el viaje; padecen las inclemencias del tiempo y se ven acosados por bandas de asaltantes. La inmensa mayoría de los que huyen, no regresan nunca a sus hogares, porque muchos mueren en el camino a causa del hambre, de las enfermedades, de la tristeza, de las penurias que deben soportar. A los ojos del mundo, los cristianos que huyen de sus perseguidores y asesinos, son parias y condenados a muerte, y sus vidas valen poco menos que el polvo del desierto que los acoge en su huida. Sin embargo, a los ojos de Dios, sus almas valen más que el oro más precioso, porque se hacen merecedores de la más preciosa de las Bienaventuranzas, la Bienaventuranza que los convierte en herederos del Reino de los cielos: “Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa (…) porque de vosotros es el Reino de los cielos” (cfr. Mt 5, 11). Los cristianos perseguidos, que sufren injusticia por el nombre de Jesucristo, se hacen merecedores del Reino de Dios: “Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Finalmente, los perseguidos por causa del Sacrosanto Nombre de Cristo, pasan hambre y sed de alimentos materiales, pero al mismo tiempo, crece en ellos el amor por el verdadero alimento, el alimento del alma, el Maná bajado del cielo, la Eucaristía, y es así que, mientras sus cuerpos desfallecen por la inanición y por la sed, sus almas, secretamente, son alimentadas y fortalecidas por el Espíritu Santo, con el Pan de Vida eterna y con el Vino de la Alianza Nueva y Eterna, la Sangre del Cordero de Dios, como anticipo del Banquete celestial que habrán de gozar en el Reino de los cielos por la eternidad.

Silencio para meditar.

Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario (misterios a elegir)

Meditación

Jesús, Tú, junto con María Santísima, tu Madre, han experimentado, desde tu Encarnación en el seno Purísimo de la Virgen, el acoso y la persecución del mal, por lo que saben qué es lo que significa huir, de ciudad de ciudad, tal como lo hacen los cristianos perseguidos, en nuestros días. En el mismo instante de tu Concepción y Encarnación milagrosas, experimentaste el acoso y persecución del mal, porque comenzaste a sufrir por la redención de los hombres; una vez nacido, y siendo un pequeño bebé, el Ángel alertó en sueños, a San José, tu padre adoptivo, para que huyeran a Egipto, pues “Herodes te quería matar”; luego, siendo ya adulto, y predicando públicamente el Evangelio de la salvación, tus enemigos tramaron en secreto el plan para asesinarte, por medio de un juicio inicuo, lleno de falsedades y de testigos mentirosos y falsos. Finalmente, la persecución de tus enemigos dio su fruto, pues consiguieron lo que se proponían, que era quitarte la vida por medio del deicidio de la cruz. Por esto mismo, oh Jesús, ni Tú ni tu Madre, son ajenos a las persecuciones de los cristianos, porque esas persecuciones son solo una prolongación y una participación de la persecución realizada a Ti, persecución pergeñada, ideada y elaborada, en última instancia, por el Príncipe de las tinieblas, que está ya vencido de antemano por Ti, oh Cristo Vencedor, que en la Cruz lo has vencido de una vez y para siempre. Y puesto que nuestra lucha no es “contra la carne, sino contra los principados y potestades de los aires”, pedimos por la conversión y la salvación eterna de nuestros hermanos que, circunstancialmente, persiguen a nuestros hermanos cristianos, para que reciban la gracia de la contrición del corazón y así conozcan a Jesucristo, el Hombre-Dios y conociéndolo lo amen y amándolo salven sus almas y, junto con todos los cristianos, lo adoren en el Reino de los cielos por toda la eternidad. Amén.

Meditación final

Jesús, debemos ya retirarnos, pero dejamos nuestros corazones en las manos de la Virgen, Nuestra Señora de la Eucaristía, para que Ella los estreche contra su Inmaculado Corazón y les transmita todo el calor de su amor, para que día y noche nuestros pobres y fríos corazones reciban el ardor del Amor de tu Sagrado Corazón Eucarístico. Amén.

Oración final: dirigimos a Cristo Dios las oraciones que el Ángel de Portugal enseñara a los Pastorcitos en Fátima: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.






[1] https://www.aciprensa.com/noticias/video-arzobispo-iraqui-llora-por-primera-vez-en-1500-anos-no-pueden-celebrar-a-su-santa-65326/

No hay comentarios:

Publicar un comentario