viernes, 8 de noviembre de 2013

Hora Santa en reparación por los pecados de omisión de los católicos


         Inicio: ingresamos en el Oratorio, nos arrodillamos ante la Presencia de Jesús sacramentado, Rey de cielos y tierra, y suplicamos a la Virgen que interceda por nosotros para que nuestra pobre oración sea llevada a su Corazón Inmaculado y desde allí, al Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús. Pedimos también la asistencia de nuestros Ángeles Custodios, para que nuestra adoración suba como incienso hasta el trono de la majestad de Dios. Ofrecemos esta Hora Santa en reparación por los pecados de omisión de los católicos, pecados que contribuyen a incrementar el Reino de las tinieblas vivientes, el Reino del Ángel caído, reino siniestro que disminuiría hasta desaparecer si los católicos, en vez de omitir sus deberes, se esforzaran por defender los Derechos de Dios.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto inicial: “Postrado a vuestros pies humildemente”.

Meditación

Jesús Eucaristía, Tú eres la Sabiduría Divina encarnada y por puro Amor y Misericordia concediste al hombre el don de la inteligencia, don que lo eleva por encima de toda la Creación visible y lo coloca en la dignidad incomparable de ser una imagen tuya; Jesús, Tú diste al hombre inteligencia para que con la misma se esforzara por construir un mundo que refleje el Amor de tu Sagrado Corazón, pero en vez de eso, el hombre –y sobre todo, el hombre de ciencia- utiliza su intelecto para obrar toda clase de males. Jesús, te pedimos perdón y reparamos por los hombres de ciencia católicos que, contrariando su misión de ser, con sus inteligencias, signos de la Sabiduría Divina en medio del mundo, se ponen al servicio del Ángel caído consagrando sus vidas, sus energías, sus capacidades, para crear productos y servicios que atentan contra la vida y la dignidad de los hombres; pedimos perdón y reparamos por aquellos científicos católicos que, por un puñado de monedas, ponen sus inteligencias, voluntades y capacidad de obrar, a las órdenes del Príncipe de las tinieblas, cooperando con él en las más diversas maneras, ya sea inventando medicamentos que interrumpen la vida desde su concepción, o diseñando armas de destrucción masiva, o  creando drogas de consumo masivo adolescente y juvenil, contribuyendo así a destruir las vidas creadas por Dios, ofreciéndolas en holocausto al Ángel de las tinieblas. Ten piedad, oh Buen Jesús, y por los dolores del Inmaculado Corazón de María, concédeles la gracia del arrepentimiento y la conversión. Amén.

Silencio para meditar.

Jesús Eucaristía, Tú eres el Supremo Legislador del Universo, que imprimiste tus leyes en la naturaleza, leyes que surgidas de tu Sabiduría y Amor solo pueden traer alegría y paz al hombre que las respeta. Jesús, te pedimos perdón y reparamos por los políticos y legisladores católicos que no solo callan, cuando deberían elevar sus voces para impedir el avance de la “cultura de la muerte”, sino que trabajan activamente en la promoción de leyes anti-cristianas, contrarias a la naturaleza; leyes que surgidas de los abismos de los infiernos, son presentadas como logros y avances de los derechos humanos, cuando en realidad son causa de dolor, de angustia, de llanto y de muerte, no solo terrena sino eterna, porque nadie puede ser feliz con una ley que sea contraria al Querer del Divino Legislador. Jesús, te pedimos por estos hermanos nuestros para que, arrepentidos y avergonzados de su silencio, sean capaces de testimoniar, si es necesario, hasta el martirio, tus derechos, los derechos que como Hombre-Dios tienes sobre toda la humanidad, el primero de todos, el derecho a ser respetado en la obra predilecta de tus manos, la vida humana misma desde su concepción. Amén.

Silencio para meditar.

Jesús Eucaristía, Tú nos diste, como muestra del Amor infinito de tu Sagrado Corazón, el Sacramento de la Confirmación, sacramento por el cual recibimos al Espíritu Santo en Persona, para que sea posesión de todos y cada uno de los que reciben este sacramento y para fortalecer, con la Fortaleza misma de Dios, al alma en su misión de dar testimonio público de tu Evangelio, anunciado al precio de tu Sangre derramada en la Cruz. Te pedimos perdón y reparamos por los confirmandos, es decir, aquellos bautizados que han recibido la Confirmación y por lo tanto no solo los dones del Espíritu Santo, sino al Espíritu Santo mismo en Persona, y a pesar de eso, callan cobardemente ante el hedonismo, el materialismo, el relativismo, el neo-paganismo imperante. Pero es peor aún la cobardía, que se transforma en amarga felonía, el hecho de que los confirmandos, los que recibieron el Espíritu Santo en la Confirmación y que por lo tanto deberían dar testimonio público de fidelidad a Cristo y sus Mandamientos, se convierten por el contrario en aliados del Enemigo de las almas al consumir pornografía, música cumbia, música rock satánica, cine que hace propaganda del ocultismo y del satanismo y todo tipo de producto religioso o cultural anti-cristiano elaborado por el mundo sin Dios. Te pedimos perdón y reparamos, ofreciéndote a Ti mismo en la Eucaristía, por los católicos que recibieron el sacramento de la Confirmación y que por lo tanto, vieron convertidos sus cuerpos en templos del Espíritu Santo, pero despreciando este don, profanan sus cuerpos con toda clase de ultrajes y vicios: embriaguez, lujuria, hedonismo, gula, pereza, ira, convirtiendo el cuerpo, de templo del Espíritu Santo, en cueva de Asmodeo, el demonio de la lujuria, y transformando sus corazones, que por la gracia deberían ser nidos de luz en donde repose la Dulce paloma del Espíritu Santo, en nidos de víboras ponzoñosas, en refugio de ángeles caídos. Te suplicamos, Jesús, por los méritos infinitos de tu Sagrado Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, que concedas a estos hermanos nuestros el don de la conversión perfecta. Amén.

Silencio para meditar.

 Pedimos perdón y reparamos por los católicos que ejercen todo tipo de ocupaciones y profesiones –médicos, abogados, arquitectos, policías, militares, políticos, maestros, profesores, artistas plásticos, músicos, artesanos, escritores, comerciantes, religiosos, sacerdotes, etc.- y que, en vez de dar lúcido y valiente testimonio del Amor de Cristo, manifestado en los Mandamientos de la Ley de Dios, reflejándolo en su quehacer cotidiano, se convierten en propagadores de las tinieblas, toda vez que, o colaboran activamente o callan cobardemente ante el avance de la cultura atea, agnóstica, materialista, anti-cristiana y anti-humana que día a día y momento a momento abarca cada vez más todos los aspectos de la vida humana. Te pedimos perdón y reparamos por los católicos –entre los cuales nos encontramos- que miran para otro lado cuando tus derechos, los derechos de Dios, son pisoteados, olvidados, degradados, despreciados, por el ateísmo y neo-paganismo reinante. Te suplicamos que renueves en ellos y en nosotros, el Ardor del Divino Amor, el mismo que encendiste en nuestro Bautismo, en cada comunión eucarística, en la Confirmación, en cada confesión sacramental, para que encendidos en este Amor, no callemos ni seamos como perros mudos ante la cercanía del Lobo infernal; no permitas que seamos como perros temerosos que, en vez de custodiar el redil del pastor, callan y huyen ante el Ladrón que viene a robar las almas y llevarlas al Averno. Danos la gracia, de consumir la vida en defensa de tus Derechos Divinos, el primero de todos, el de ser conocido y amado por todos los hombres de todos los tiempos. Amén.

Silencio para meditar.

Meditación final

Jesús Eucaristía, nuestro Rey y Señor, que reinas majestuosamente en tu Iglesia desde la Eucaristía, debemos retirarnos ya, para cumplir con nuestro deber de estado. Te damos gracias por habernos elegido para hacer esta Hora Santa y te pedimos que no permitas que cometamos pecados de omisión, porque cada pecado de omisión incrementa las densas tinieblas que ya envuelven a toda la humanidad. Haz, por el contrario, que auxiliados por tu gracia, seamos capaces de dar testimonio de tu Amor, con obras más que con palabras. Y para que no nos olvidemos que Tú estás en la Eucaristía, noche y día, por amor a nosotros, dejamos nuestros corazones a los pies de tu Madre, María Santísima, para que Ella los convierta en copias vivientes de tu Sagrado Corazón y así los ofrezca en holocausto al Divino Amor. Amén.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Los cielos, la tierra, y el mismo Señor Dios”.


         

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