lunes, 12 de noviembre de 2012

Hora Santa para Adoradores



Inicio: Estamos ante Jesús Eucaristía, así como están los ángeles y los santos en el cielo: adoramos, junto con ellos, al Cordero de Dios, Jesús, que está Presente en la Eucaristía con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad, como lo está en el cielo, sólo que aquí, en la tierra, está oculto bajo el velo sacramental. Nos concentramos en su Presencia Eucarística, buscando rechazar todo pensamiento que nos aleje de su contemplación. Pedimos, para esta Hora Santa, la asistencia de María Santísima, que sea Ella quien dirija nuestra hora de adoración. Acudimos también al auxilio de nuestro Ángel custodio, para que la oración que salga de nuestros labios, vaya al Corazón Inmaculado de María, y desde el Corazón de María, al Corazón de Jesús.

Canto de entrada: “Oh buen Jesús, yo creo firmemente…”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran ni te aman” (tres veces).

Meditación:
Bendito y adorado seas, Jesús, Hombre-Dios, Presente en la Sagrada Eucaristía. Heme aquí ante vuestro Tabernáculo con mi corazón compungido, a la vista de mis pecados, y ante el abismo insondable de tu infinita majestad.
Vengo a adorar Tu Sagrado Corazón, Corazón que solo sabe amar, Corazón siempre abierto al perdón. Corazón que es maltratado por muchas almas obstinadas en desconocerte y en ofenderte con el pecado. Corazón coronado de espinas, que son nuestras ingratitudes, nuestros desprecios, nuestras indiferencias, a Tu Presencia Eucarística.
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por todas las almas que con sus indiferencias, aumentan el dolor de tu Sagrada Cabeza, ahondando más las espinas. Permíteme reparar por quienes te posponen a los placeres, diversiones y atracciones del mundo, olvidando lo que dijera el Santo Padre Pío: “Mil años de gozar la gloria humana no vale tanto como pasar una hora en dulce comunión con Jesús en el Santísimo Sacramento”.
Permíteme reparar los ultrajes que significan los malos pensamientos, los pensamientos de concupiscencia, de avaricia, de orgullo, de soberbia, de vanidad, de pereza, pensamientos que solo aumentan los dolores producidos por tu corona de espinas.
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por todas las almas que azotan tu Cuerpo Santísimo con sus liviandades, con sus profanaciones a sus cuerpos, convertidos en templos del Espíritu Santo por la gracia del bautismo, y profanados por las modas, los bailes, los espectáculos y la música indecente e impura.
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por todas las faltas de fe frente al Milagro de los milagros, y por todas las frialdades, ultrajes e indiferencias  que de esta falta de fe -muchas veces voluntaria y por eso culpable- se siguen.

Meditación en silencio (quince minutos)

Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por todas las almas que agrandan vuestras Sagradas Llagas, almas que taladran vuestras venerables manos y vuestros adorables pies con su desobediencia a tus mandatos, mandatos que son Leyes de Amor que salvan, pero que son vistos, por tantos y tantos cristianos, como pesadas obligaciones que cercenan sus “derechos”, que no son otra cosa que vicios disfrazados de conquistas humanas.
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por las almas que aumentan tu sed, que es sed de nuestros pensamientos, de nuestros deseos, de nuestras obras de amor, porque sólo tienen pensamientos, deseos y obras de oscuridad.
Corazón Eucarístico de Jesús, permíteme reparar por todas las almas que vuelven a crucificarte en el Madero santo de la Cruz, porque se niegan a llevar la cruz de todos los días; se niegan a caminar el Camino Real del Calvario, camino estrecho, angosto, en subida, escarpado, difícil de transitar, pero camino seguro que lleva a la Cruz y de la Cruz al Cielo, y en vez de eso, prefieren correr, en dirección opuesta, por el ancho y espacioso camino del mundo, camino fácil, en declive, lleno de alegrías mundanas y placeres terrenales, pero que finaliza en el abismo de donde no se sale más.
¡Permíteme reparar por estas almas, Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, para que tu infinita Misericordia los alcance, les cierre las puertas del Hades, y les dé tanto Amor, que alejados de la perdición, comiencen a caminar en dirección al Calvario, que es la dirección de la Resurrección, de la luz y del Cielo!

Peticiones:
         A cada intención respondemos: Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, escúchanos por tu gran Amor.
         -Por el Santo Padre, Benedicto XVI, por nuestro obispo, y por todos los sacerdotes, para que iluminados por el Espíritu Santo, conduzcan al Pueblo de Dios a la Jerusalén celestial. Oremos.
         -Por los gobernantes de las naciones, para que gobiernen a las naciones según el interés del Bien Común. Oremos.
         -Por los padres y madres de familia, para que sean conscientes de que la familia es la Iglesia doméstica, y así sean para sus hijos los primeros catequistas, que los eduquen en el conocimiento y en el amor a Jesús Salvador. Oremos.
-Por los jóvenes, para que vean en Cristo el Camino que conduce al Padre, la Verdad que ilumina a todo hombre, y la Vida eterna que se dona como Pan Vivo en la Eucaristía. Oremos.
-Por nosotros mismos, para que, guiados por María Santísima, seamos para nuestros prójimos “luz del mundo y sal de la tierra”, por medio de las obras de misericordia, corporales y espirituales. Oremos.

Meditación en silencio (quince minutos).

Oración final:
Corazón Eucarístico de Jesús, debemos ya retirarnos, pero a través de tu Madre, María Santísima, te pedimos la gracia de no alejarnos nunca de tu altar y de tu Presencia Eucarística en el sagrario, y para cumplir con este deseo, te dejamos nuestro corazón a tus pies, para que sólo y únicamente latan de amor por Ti.

Canto de salida: “El ángel vino de los cielos…”.

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