martes, 11 de mayo de 2021

Hora Santa en reparación por bendición sacrílega de sacerdotes alemanes a parejas homosexuales 100521


Sacerdotes alemanes bendiciendo sacrílegamente a homosexuales, en abierta rebelión contra Roma y el Magisterio de la Iglesia. 


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa en reparación por la bendición sacrílega realizada por sacerdotes alemanes a parejas homosexuales. Dicha bendición no solo es sacrílega, sino también nula e irracional, porque no puede Dios, que es la Santidad Increada, a través de sus sacerdotes ministeriales, bendecir el pecado. Se bendice al pecador, para que se convierta y salga de su pecado, pero no al pecado. Hacer esto último es sacrilegio. Para mayores datos, consultar el siguiente enlace:

https://infovaticana.com/2021/05/10/se-consuma-el-desafio-a-roma/?utm_medium=social&utm_source=facebook&utm_campaign=shareweb&utm_content=footer&utm_origin=footer&fbclid=IwAR35ktPON1fuLdLUkbeUnnkwNRBU5zsn2c3dy9NioYFGXsinXMYb90nXuPM

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

Acerca de la Palabra de Dios, la Sagrada Escritura dice que es una espada “viva y eficaz”, porque por sí misma penetra en el corazón con más fuerza y poder que una espada de dos filos. La Palabra de Dios entonces no sólo es viva, sino también eficaz, porque ilumina al alma de manera tal que ésta se hace capaz de contemplar los misterios de la fe, los misterios salvíficos de la vida del Hombre-Dios Jesucristo[1].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

Cuando la Palabra de Dios se escucha con fe, se vuelve más poderosa que la razón y la evidencia, pues la fe da fuerzas para que la mente y el corazón humanos alcancen los misterios de Dios Trino, que por sí mismos no podrían ser alcanzados, ya que la naturaleza humana es demasiado limitada en relación al Ser divino trinitario. Por esta razón, San Pablo atribuye todas las hazañas de los santos a la fe y así dice: “Los santos por la fe vencieron los reinos, hicieron obras de justicia, vieron cumplidas las promesas que Dios les hizo, quebraron la boca a los leones, pasaron sin lesión las llamas de fuego, sanaron sus enfermedades y alcanzaron fortaleza y valor en las guerras” (Heb 11).

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Es la fe sobrenatural en Cristo Dios la que llevó a los santos a realizar obras sobrehumanas, incluidas sus conversiones, las cuales comenzaron con la llama de la fe, la cual, como espada tajante, los dividió del mundo y de sus padres y de sí mismos. Muchos fueron sapientísimos, con enorme sabiduría humana; sin embargo, no se movieron con todas las razones de la razón humana y de la filosofía, hasta que no fueron heridos en el corazón por el rayo de la fe en el Hombre-Dios Jesucristo.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio. 

Meditación.

Imitando a los santos, que aprovecharon la fe para ganar la vida eterna y las eternas bienaventuranzas, así también nosotros debemos aprovecharnos de la fe, considerando con frecuencia la grandeza, majestuosidad y certidumbre de sus verdades, referidas al Cordero de Dios, Cristo Jesús en la Eucaristía[2]. En el Juicio de Dios, que inevitablemente ha de acaecer a todos y cada uno de los seres humanos, se nos preguntará qué uso hicimos de la fe sobrenatural en Cristo Jesús recibida en el Bautismo: si hicimos uso de ella, dando frutos, o si la enterramos, como el servidor perezoso de la parábola, que por hacer esto no obtuvo frutos y recibió un duro castigo.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Como resultado del Juicio Particular, el alma será destinada o al fuego eterno del Infierno, o a los gozos eternos del Reino de los cielos y esto es una verdad que ha sido revelada por el Hombre-Dios Jesucristo y por lo tanto se ha de cumplir, lo crean o no lo crean, lo quieran o no lo quieran y es por eso que debemos estar preparados para ese terrible Día y la forma de prepararnos es vivir según la fe en Jesucristo Dios, en estado de gracia y obrando las obras de misericordia para con los más necesitados. Así se cumplirán en nosotros las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: “Tu fe te ha salvado” (Mc 5, 34).

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Cantad a María, la Reina del cielo”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 476.

[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 477.

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