Estamos delante de Jesús Eucaristía.
Aquietamos nuestro espíritu, dejamos de lado todas nuestras preocupaciones, nos
concentramos en la Presencia
sacramental de Jesús. Pedimos a la
Virgen que guíe nuestra oración, y que nuestra oración pase
por su Corazón Inmaculado y de ahí a Jesús. Sabemos por la fe que, aunque
veamos algo que parece pan, la
Eucaristía es Jesús de Nazareth, el mismo Jesús del
Evangelio, el que expulsó demonios, curó a los leprosos, dio vista a los
ciegos, resucitó muertos, hizo oír a los sordos y hablar a los mudos. En la Adoración Eucarística ,
estamos delante de Jesús así como los ángeles y los santos están delante suyo
en el cielo, y así como ellos se alegran por adorarlo, también nosotros nos alegramos
y agradecemos que nos haya llamado a estar delante suyo.
Antes de comenzar la adoración,
propiamente, silenciamos nuestra voz, exterior e interior, porque Jesús habla
en el silencio. Hacemos la señal de la cruz y nos persignamos: “Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros
enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y
del Espíritu Santo. Amén”.
-Inicio: Canto
de entrada: Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar.
-Oración preparatoria: “Dios mío, Yo creo, espero, Te adoro y Te amo,
Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni Te aman”
(Tres veces).
-Oración para comenzar la
adoración: “Corazón Eucarístico
de Jesús, vengo ante ti a rendirte el homenaje de mi adoración. Tú eres el
único Dios que merece ser adorado en los cielos y en la tierra.
Corazón Eucarístico de Jesús, muchas
veces nos dejamos atraer por los falsos brillos del mundo, que nada dejan en el
alma, sino desasosiego y ausencia de calma.
Por eso venimos a adorarte en tu
Presencia sacramental en este tiempo de Pascua, tiempo en el que brillas
resplandeciente y luminoso, desde la Eucaristía , con la luz de la gloria de tu
divinidad. Queremos ser iluminados por Ti, Jesús Eucaristía, porque sólo Tú
disipas las tinieblas del alma; sólo Tú vences las oscuras sombras caídas que
se ciernen amenazadoras sobre nuestras vidas.
Corazón Eucarístico de Jesús, que
resplandeciste lleno de gloria y de luz en el Monte Tabor, resplandeces ahora
en la Eucaristía ,
porque estás en el Santísimo Sacramento del altar con toda la majestad y
belleza de tu Cuerpo resucitado. Ven a nuestras almas, e ilumínanos, no dejes
que nos acechen las tinieblas, sé Tú la luz radiante de nuestros corazones.
-Silencio de tres minutos. “Señor Jesús, Tú que has vencido a la muerte,
resucitando con tu propio poder, te pedimos que nos ampares en nuestros días,
tan lleno de peligros, tan llenos de oscuridad. Sé Tú el Lucero del amanecer,
que despunte en nuestras almas, trayéndonos la esplendorosa luz de Dios Trino.
Ven, ilumínanos, no nos desampares en este valle de lágrimas”.
-Canto eucarístico. Te adoramos, Hostia divina.
-Oración intermedia: “Corazón
Eucarístico de Jesús, queremos pedirte por nuestros seres amados, y por todo el
mundo, para que todos te conozcan y te amen. Llámalos a cada uno por su nombre,
como hiciste con María Magdalena el día de la resurrección. Pronuncia sus
nombres, y ellos te reconocerán. Muchos están hoy como María Magdalena antes de
que la llamaras: piensan que no existes, o que estás muerto y que no has resucitado.
¡Llámalos a todos, para que despierten de su letargo y te reconozcan, vivo,
glorioso, lleno de la luz y de la gloria divina, en la Eucaristía !
No prives a nadie de tu conocimiento,
haz que todos sepan de tu Presencia en la Hostia consagrada, para que todos te adoren en el
tiempo, como anticipo de la alegre adoración en la eternidad.
-Silencio de tres minutos.
Adoramos en silencio a Jesús Eucaristía, pidiéndole que la luz de su gloria,
que desde el Domingo de Resurrección brilla con luz eterna, disipe las
tinieblas del error y de la ignorancia, para que todos los hombres puedan
gozarse ante su Presencia sacramental. Le pedimos a Él, y a María Santísima,
que aumenten cada vez los adoradores “en espíritu y en verdad”, que se postren
ante Él en el sagrario.
-Oración de despedida: “Corazón
Eucarístico de Jesús, debemos ya retirarnos, al finalizar nuestra hora de
adoración. Debemos volver a a nuestras ocupaciones diarias, pero queremos
quedarnos contigo, y que Tú vengas con nosotros.
Nos
vamos, pero dejamos nuestros corazones al pie del sagrario, para que continúen
la adoración sin detenerse nunca. Te pedimos que nos ayudes con tu gracia para
que seamos capaces de transmitir a los demás, más con obras de misericordia y
de compasión, que con palabras, la inmensa dicha de estar ante tu Presencia
sacramental, haciendo adoración eucarística.
-Oración de la despedida: “Dios
mío, yo creo, espero, Te adoro y Te amo, Te pido perdón por los que no creen,
ni esperan, ni Te adoran, ni Te aman” (tres veces).
-Oración final: “Corazón
Eucarístico de Jesús, regresamos al mundo, con el alma llena de tu alegría; nos
vamos, pero regresaremos pronto, para seguir siendo alumbrados por la luz que
irradias desde la Eucaristía. Gracias
por habernos llamado a este diálogo de amor, gracias por quedarte entre
nosotros, oculto bajo algo que parece pan, pero no lo es. Te adoramos y
bendecimos, en el tiempo y en la eternidad. Amén”.
-Canto de despedida. Canción
de los pastorcitos de Fátima.
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