viernes, 8 de septiembre de 2023

Hora Santa en reparación por blasfemias proferidas contra Nuestro Señor Jesucristo por parte de sacerdote jesuita italiano 200823

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por las blasfemias proferidas contra Nuestro Señor Jesucristo por parte del Padre Spadaro, S. J. Para quien no se haya enterado, estos son los temerarios calificativos que el mencionado sacerdote profirió contra el Rey de reyes y Señor de señores: “indiferente al sufrimiento; irritable e insensible; inescrutablemente duro; teólogo inmisericorde; burlón e irrespetuoso hacia la pobre madre; con una caída en el tono, el estilo y la humanidad; cegado por el nacionalismo y el rigorismo teológico; rígido, confuso y por convertir; enfermo y aprisionado por la rigidez y los elementos teológicos, políticos y culturales dominantes de su época; alabador de la fe pagana”.

Canto de entrada: “¡Oh, Buen Jesús, yo creo firmemente!”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación.

         Al P. Spadaro le decimos, desde el llano, desde nuestra humilde posición, que le atribuimos a él, al P. Spadaro, todas las blasfemias que él le dice a Nuestro Señor Jesucristo y por otra parte, le decimos a él que es un descarado, un sirvengüenza, un oportunista, y esto como mínimo y no nos extendemos más, pero esto es solo el comienzo de lo que le diríamos al mencionado sacerdote si estuviéramos cara a cara. No vamos a permitir que herejes como el P. Spadaro, amparándose en no sé qué “escudo”, se permita hablar tan ligeramente del Hombre-Dios Jesucristo. Y se lo recordamos: “De Dios NADIE se burla”.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

         Nuestro Señor Jesucristo, a San Cuadrato, le dijo: “Ten lo que tienes”, refiriéndose a la gracia santificante. La razón por la que Nuestro Señor le dijo a este santo “ten lo que tienes”, la da el mismo Señor acto seguido: para “que no se lleve otro tu corona”. Esto significa que, si el alma no quiere conservar la gracia, no le faltarán a Dios quien sí ame y desee y conserve la gracia santificante y a quienes Dios Nuestro Señor les dará dicha gracia a quien desee conservarla[1].

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

         Dios Nuestro Señor no nos da su gracia para que estemos ociosos, sino para que la logremos y obremos con ella, y la doblemos y multipliquemos. Bien sabe un rey, cuando un ministro suyo no satisface a su oficio, privarle de él y poner otro en su lugar y un discreto padre de familias, cuando un criado no da buena cuenta de lo que se la ha encomendado, lo despide de su casa y recibe otro más diligente.

         Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Cuarto Misterio.

Meditación.

No es Dios menos cuidadoso y prudente dispensador. Si no empleas la gracia y no procuras la gloria para la cual te eligió, llamará a otro, que en vez tuya le sirva y se salve y a ti te dé con la puerta en los ojos y todo lo que a ti te lo concedió te lo quitará por tu flojedad y se lo dará a otro que sea más pronto en su servicio. Santo Tomás enseña: “Que no permite Dios que caigan algunos, sin que levante otros en su lugar”. Ricardo Victorino dice: “Como Dios tiene determinado el número de los suyos, cuando uno cae en culpa, otro se sustituye por él. En lugar de los ángeles que cayeron, sustituyó los hombres. En lugar del pueblo hebreo, que no conoció a su Redentor, escogió al pueblo gentil. En vez de Saúl, eligió a David. Por un apóstol que cayó, levantó a un ladrón. Cuando se perdió Pelagio, hizo santo a Agustino. La pérdida de Rufino, se reparó en Jerónimo. En lugar de uno de los cuarenta mártires que faltó a la gracia y a la confesión de la fe, puso luego en su lugar uno de los guardas. Faltó en el martirio Sapricio y Nicéforo murió luego por Cristo[2]. Por eso es que Nuestro Señor nos dice, igual que a San Cuadrato: “Ten lo que tienes, que no se lleve otro tu corona”.

Un Padrenuestro, diez Avemarías, un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

Aquel siervo que recibió el talento y no lo empleó, fue privado de él, y lo que tenía, se lo dieron al que tuvo mayor diligencia. Aprovéchate del favor que Dios te ha hecho, de haber puesto primero en ti sus divinos ojos, de haberte escogido para su gracia antes que a otros, pero si no eres solícito, otros muchos le quedan a quien dársela y puedes temer no sean los últimos llamados a la gracia los primeros en la gloria y los primeros vengan a ser los últimos. Tengamos, pues, lo que tenemos, porque no reciba otro nuestra corona.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones del Santo Padre.

 

        



[1] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 583.

[2] Cfr. Nieremberg, ibidem, 584.

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