jueves, 11 de marzo de 2021

Hora Santa en reparación por burla sacrílega contra la Virgen en San Remo, Italia 030321

 



Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la burla sufrida por la Madre de Dios en el Festival de San Remo en Italia. Consultar el siguiente enlace:

https://ilsegnodigiona.com/2021/03/03/sanremo-quando-per-farsi-notare-si-usano-le-lacrime-della-madonnina-di-civitavecchia/?fbclid=IwAR0NRk5A8KqBWC8WWGzUXAFXELLpDHOEs0y-cXEtlw3il_xveu8-tsp6O6w

Canto inicial: “Sagrado Corazón, eterna alianza”.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (Misterios a elección).

Meditación.

Los santos apreciaron de tal forma la gracia, que le dieron numerosos nombres, con los cuales querían significar la gran cantidad de dones y virtudes celestiales que ésta concede al hombre. Así, por ejemplo, San Bruno, la llama “fuego”[1], porque así como al fuego acompaña el calor, así a la gracia la acompañan la caridad y el Amor de Dios. Y también, así como el fuego ablanda y derrite la cera, así la gracia con la caridad enternece al alma y de la misma manera a como el fuego da sabor a los alimentos, así la gracia da sabor de eternidad a las obras del hombre, haciéndolas agradables a Dios[2].

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Segundo Misterio.

Meditación.

San Buenaventura compara la gracia con el arco iris, por su hermosura, variedad de colores y por ser señal de paz entre Dios y los hombres. San Juan Crisóstomo la llama “madre de todos los bienes”, porque con ella nos viene el mayor bien al que jamás podamos aspirar, la participación en la vida de la Santísima Trinidad. San Agustín dice: “Bendición de dulzura es la gracia” y así explica lo que dice el Salmo 10: “Los bendijiste con bendiciones de dulcedumbre”, porque por la gracia el alma se hace partícipe de la dulzura del Divino Amor y porque por ella Dios derrama su suavidad y dulzura en el alma que está en gracia.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Tercer Misterio.

Meditación.

Ruperto la llama “rocío de la mañana”, porque sazona y fertiliza el alma para que realice obras santas, meritorias para el cielo; San Ambrosio dice que es “la fuente de los huertos y pozo de agua viva”, porque hace saltar “ríos de vida eterna” para los que la poseen. San Macario la llama “antorcha ardiente y luciente”, porque hace resplandecer al alma con la luz del Santo Espíritu de Dios, alejando de ella toda tiniebla y todo ángel caído. El mismo santo dice que es la “hipóstasis de la verdad” porque no hay bien verdadero sino la gracia, o por la gracia o de la gracia.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Cuarto Misterio. 

Meditación.

También la llama San Macario “red universal”, porque así como una red de pescador recoge toda clase de peces, así la gracia recoge para Dios toda clase de elegidos. San Laurencio Justiniano la llama “luz”, porque destierra las tinieblas de los pecados y además regocija al alma y la deleita con la luz eterna de Dios y esto porque sin gozar de esta divina luz no hay gozo perfecto y esto es lo que significaba el santo Tobías cuando estaba privado de la luz del día.

Un Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.

Quinto Misterio.

Meditación.

San Vicente Ferrer la llama también “sol”, porque por ella resplandece en el alma el “Sol de justicia” que es Jesucristo, el Hombre-Dios. Y San Juan Crisóstomo dice que no está tan claro el mundo naciendo los rayos del sol como el alma en gracia, significando con esto que más brilla la más ligera gracia que el sol entero, puesto que la gracia hace partícipe al alma de la vida de Dios Trino, que es en Sí mismo Luz Eterna e Increada. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que siempre vivamos iluminados por la luz de la gracia de tu Hijo Jesucristo!

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Canto final: “Cantad a María, la Reina del cielo”.

Un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria, pidiendo por las intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

 



[1] Epist. 20.

[2] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla s. d., 465.

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