sábado, 1 de octubre de 2016

Hora Santa en reparación a María Santísima cuya imagen fue quemada en Fontellas, España


Así quedó la imagen de la Virgen luego de ser quemada por un musulmán en Navarra, España.


Hora Santa en reparación a María Santísima[1] cuya imagen fue quemada en Fontellas, España
Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación por el incendio y quema de una iglesia y de una imagen de la Virgen a manos de un mahometano en España. La información acerca de este sacrílego acto se encuentra en la siguiente dirección electrónica: http://infovaticana.com/2016/09/11/mahometano-incendia-una-iglesia-navarra-quema-la-imagen-la-virgen/
Al tiempo que ofrecemos esta reparación, pedimos por la conversión del autor de este hecho, así como también por nuestra propia conversión, la de nuestros seres queridos y la del mundo entero.
Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.
Oración de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.  
Dios te salve, Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, tú eres la Mujer del Génesis, que aplasta la soberbia cabeza de la Serpiente Arrogante; Dios te salve, tú posees el poder invencible, participado por la Trinidad, y por ese poder que Dios te da, eres nuestra Guía victoriosa que nos liberas de nuestros enemigos, y por eso nosotros, tus servidores, te cantamos y te elevamos nuestras acciones de gracias, y te suplicamos que nos refugies en tu Inmaculado Corazón y nos bendigas y cuides de todo mal. Dios te salve, oh María, resplandor de la eterna Alegría, destructora de la maldición, en ti los hombres recibimos toda bendición y gracia; Dios te salve, Nueva Eva, que con tu humildad y obediencia y gracia, reparaste el orgullo y la desobediencia de Adán y Eva. Dios te salve, Madre siempre Virgen, a ti fue enviado el Ángel de Dios, para anunciarte la Causa de tu alegría sin fin: eres Virgen y Madre de Dios, Llena del Espíritu Santo e inhabitada por su gracia, en ti se encarnó la Palabra Inmaterial, el Verbo Increado, que de ti tomó su forma y se nutrió de tu carne y tu sangre, para luego darse como alimento, como Carne del Cordero embebida en el Espíritu Santo y como Sangre de la Nueva Alianza derramada en el cáliz del altar. Dios te salve, Nuestra Señora de la Eucaristía, en ti el Verbo se hizo carne, para donarse como Pan de Vida eterna, Pan del cielo que comunica a los hombres la vida misma de la Trinidad.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Dios te salve, Madre Purísima, que concebiste sin intervención humana, por obra del Espíritu Santo, al Verbo de Dios, al Hijo Unigénito del Padre, que así por ti se revistió de un Cuerpo, y el que era Invisible se hizo por ti visible, y el que habitaba en una Luz inaccesible, por ti se derramó sobre el mundo, iluminando y vivificando a los hombres que habitaban en “sombras y tinieblas de muerte”. Dios te salve, misterio de la indecible Sabiduría, principio de los milagros del Hombre-Dios; Dios te salve, celestial escalera por donde desciende, desde el seno del Padre a los hombres, el Verbo Eterno de Dios; Dios te salve, Puente cristalino y límpido, que conduce a los hombres desde el valle de lágrimas en el que habitan, al Corazón Divino de Jesús, tu Hijo; Dios te salve, terror de los ángeles caídos, ante cuyo nombre tiemblan de pavor los príncipes del Infierno; Dios te salve, tú eres el Diamante celestial que, atrapando en tu seno virginal a la Luz Increada proveniente de la Luz Increada, Cristo Jesús que proviene del Padre, y luego de alojarlo por nueve meses, nutriéndolo con tu substancia humana y tejiéndole un vestido de carne y sangre, generaste milagrosamente a esta Luz Indefectible, a esta Luz Increada, a esta Luz Viva, el Dios Viviente, que comunica de su vida divina a quien por Él es iluminado, y así fuiste la Causa de nuestra alegría, la Causa por la cual fueron para siempre vencidas las sombras y tinieblas de muerte que acechaban al hombre, y por ti el Verbo Eterno de Dios, la Luz del mundo, resplandeció sobre los hombres, vivificándolos con la vida que brota del Ser divino trinitario, iluminando con su Luz indefectible el alma de los creyentes, que así se convierten en hijos de la Luz, en hijos de Dios, que es Luz eterna.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación
         Dios te salve, Madre siempre Virgen, que tienes el privilegio de haber concebido sin intervención humana, por obra del Divino Amor, al Verbo de Dios; la Palabra del Padre se encarnó en tu seno purísimo cuando la Fuerza del Altísimo te cubrió con su sombra, a ti, Esposa no desposada, para hacerte fecunda, y así llevó el Amor de Dios al Verbo a su dulce morada, una morada tan llena de luz y de amor celestial, que no habría de extrañar en ella al seno del Eterno Padre de donde el Hijo de Dios provenía. Dios te salve, Virgen y Madre, que portando en tu seno al Hijo del Altísimo, fuiste a Visitar a tu prima Santa Isabel, llenándola de alegría a ella y a su hijo Juan Bautista, porque donde tú vas, oh Santa Virgen y Madre de Dios, llevas a Jesús y Jesús con el Padre, espiran el Espíritu Santo a aquellos que a ti se acercan con filial amor. Dios te salve, Causa de nuestra alegría, porque cuando tú llegas a un alma, contigo vienen el Hijo de Dios y el Espíritu Santo, que llenan de gozo a las almas que viven en este “valle de lágrimas”; Dios te salve, rama de la Vid Verdadera e incorruptible, cuyo fruto exquisito, triturado en la vendimia de la Pasión, es el Vino de la Alianza Nueva y Eterna, la Sangre del Cordero de Dios inmolado en el altar de la cruz y renovado en su inmolación en la cruz del altar. Dios te salve, oh Virgen santa y pura, por ti vino a los hombres el Fruto exquisito del Árbol de la Santa Cruz, tu Hijo Jesús, que se nos ofrece como Carne de Cordero, como Pan Vivo bajado del cielo y como Vino de la Alianza Nueva y Eterna.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
         Dios te salve, Madre siempre Virgen, tú que no concebiste por obra humana, sino por el poder del Espíritu Santo y así fuiste la alegría de tu casto esposo legal, San José, quien saltó de gozo al enterarse que el Fruto de tu vientre purísimo el Hijo de Dios Altísimo; Dios te salve, Madre del Cordero de Dios, tú fuiste la causa de la alegría de los pastores, que al canto de los ángeles acudieron presurosos al Portal de Belén, para adorar a Dios hecho Niño y acunado entre tus brazos; Dios te salve, María, Madre de Dios, Madre y Modelo de la Iglesia, que al igual que tú, que concebiste por obra del Espíritu Santo en tu seno virginal el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, así también la Iglesia concibe, por obra del Espíritu Santo, en su seno virginal, el altar eucarístico, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, la Sagrada Eucaristía; Dios te salve, Madre siempre virgen, porque al igual que los pastores, que acudieron a adorar al Niño Dios sostenido entre tus brazos, así también los miembros de la Iglesia acuden al Nuevo Portal de Belén, el altar eucarístico, para adorar a Dios Hijo, oculto en apariencia de pan, sostenido por las manos del sacerdote ministerial, la Sagrada Eucaristía.
         Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Dios te salve, Madre siempre Virgen, por ti vino al mundo la Luz indefectible, Cristo Jesús, Luz que ilumina nuestras almas, Luz que vivifica con la vida divina a quienes estamos sumergidos “en tinieblas y sombras de muerte”, Luz Increada que comunica el Divino Amor a quien ilumina, Luz Eterna de Dios que proviene del seno del Padre desde la eternidad, Luz que se irradia desde tu seno purísimo y así derrota a las tinieblas vivientes, los ángeles caídos, Luz que disipa las oscuras sombras del error, del pecado y de la ignorancia. Dios te salve, Virgen y Madre de Dios, Diamante celestial, que atrapaste a la Luz Eterna procedente del Padre, la custodiaste por nueve meses y luego la irradiaste sobre el mundo en tinieblas, para que los hombres fuéramos vivificados con la Vida misma de Dios Trino; Dios te salve, dignísima Custodia y magnífico Sagrario viviente del Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, por ti viene a los hombres la Alegría Increada y subsistente en sí misma, Jesús Eucaristía. A ti te alabamos, te ensalzamos, te veneramos y te damos gracias, oh Santa Madre de Dios, Virgen Purísima e Inmaculada, y nos unimos al coro de ángeles y santos en el cielo que te aclaman por generaciones sin fin.
Un Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.




[1] Las meditaciones están inspiradas en el Himno Akathistos.

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