domingo, 1 de abril de 2012

Hora Santa Reparadora por ola de profanaciones eucarísticas en toda Italia



       Según informes de autorizadas fuentes, en los últimos meses se ha desencadenado una ola de profanaciones eucarísticas en toda Italia, con el objetivo principal de utilizar las Hostias consagradas en misas negras satánicas. Este lamentable hecho ha obligado a un obispo a adoptar una medida extrema en su diócesis: que todos los sagrarios permanezcan vacíos, con la Eucaristía custodiada en un lugar más seguro y bajo llave.
    Reproducimos el artículo periodístico, tal como apareció en algunos sitios en la red, y luego del mismo, a continuación, ofrecemos una Hora Santa reparadora, para implorar misericordia por tan horribles sacrilegios cometidos contra el tesoro más preciado de la Iglesia Católica, la Eucaristía.

03/28/2012 

Mete las hostias en la caja fuerte

(http://vaticaninsider.lastampa.it/es/homepage/reportajes-y-entrevistas/dettagliospain/articolo/eucarestia-eucharist-eucaristia-13888/)  

En toda Italia un gran número de robos sacrílegos de hostias. El arzobispo de Monreale aprueba la custodia protegida de la Eucaristía en las parroquias. Y la Santa Sede da su consentimiento

GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO

La imagen del tabernáculo vacío y de las hostias conservadas bajo llave en otro lugar parece casi herética, pero en realidad poner en un lugar seguro la eucaristía es una buena costumbre. En la iglesia no hay nada más sacro que la forma consagrada, y sin embargo, desde hace algunos meses se suceden, con diversa gravedad, violaciones y abusos. Empezando por dos musulmanes a los que en Sondrio el sacerdote les puso la hostia en la mano y se la metieron en el bolsillo, y siguiendo por las ráfagas de robos sacrílegos en toda Italia. Ha sido suficiente para justificar un gesto fuerte e insólito por parte de un obispo destinado a crear escuela: custodiar en un lugar protegido en la parroquia las formas como se hace en las casas con las joyas conservadas en la caja fuerte.


 "Es justo ser precavido ante un grave peligro, había que hacer algo determinado", comentan en el Vaticano. En una palabra, la Santa Sede ha confirmado su aprobación a la conservación de las hostias de manera segura para impedir que sean robadas por las sectas satánicas y usadas en las misas negras. Y también en las altas esferas de la CEI la "línea dura" antiprofanaciones encuentra un total apoyo. El cardenal canonista Velasio De Paolis, actual delegado Pontificio para la congregación de los Legionarios de Cristo y durante mucho tiempo en la cúpula del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y de algunos dicasterio vaticanos, aprueba la "medida excepcional" predispuesta por el arzobispo de Monreale, Salvatore Di Cristina. Ante el fuerte aumento en toda Italia de los robos sacrílegos, es justo esconder las hostias consagradas en lugares seguros y dejar vacíos y abiertos los tabernáculos para impedir que sean forzados. En derecho canónico, explica el purpurado de la Curia, la profanación de la Eucaristía es el peor de los actos que pueda ser cometido. Un delito que se sanciona con la excomunión "latae sententiae" reservada a la Sede Apostólica. "Se incurre "ipso facto", es decir, por el hecho mismo de haberlo cometido y la excomunión es automática", precisa De Paolis a "Vatican Insider".


"La hostia entregada en la mano en vez que en la boca, aumenta el riesgo de que sean sustraídas, profanadas y conservadas con fines sacrílegos, pero Jesús mismo actuó de este modo con los apóstoles -observa el cardenal-. No es solo un hecho simbólico y espiritual que durante la misa el celebrante en el altar se lave las manos antes de tocar el pan en el cual está presente Cristo". Por ello, es "oportuno que se haga todo lo posible para asegurar el máximo respeto a la Eucaristía". La decisión "excepcional y sin embargo legítima" del arzobispo de Monreale, por lo tanto, no es contraria a las leyes de la Iglesia. Y con más razón cuando, en los últimos meses, el boletín de las iglesias que han sido víctima de estos actos, diseña en Italia una "geográfica sacrílega" de alerta roja. Diócesis pequeñas y grandes, en el Sur y en el profundo Norte.



Siempre el mismo guión en el que se deja ver la firma de adeptos a lo oculto: sacristías violadas con instrumentos para forzar sus puertas, robo de los recipientes que contienen las hostias, tabernáculos rotos. Desde los píxides sustraídos en la parroquia de San Giovanni Bosco de Vasto a los cálices con las hostias desaparecidos en la iglesia de San Vito en Paestum, desde las formas robadas en la capilla del hospital de Biancavilla (Catania) a la irrupción nocturna en la parroquia de Santa Caterina sullo Jonio (Catanzaro). En el punto de mira también el santuario de la Madonna delle Grazie de Monza y otros edificios de culto en la diócesis de Milán en Bareggio y Lentate sul Seveso. Y todavía más, ladrones sacrílegos en acción en el Santissimo Nome di Maria de Fornaci Vecchia (Lucca), en la iglesia de Santa Franca de Piacenza, en la Madonna del Monte Nero de Sant'Antonio di Gallura. Con un ensañamiento particular precisamente hacia la diócesis de Monreale: cuatro casos en los últimos tres meses (Villagrazia di Carini, Terrasini, Cinisi, Partinico).


De Norte a Sur, una cadena ininterrumpida de profanaciones que retrata el boom de grupos satánicos denunciado por los informes de las fuerzas del orden y alimentado por el "tam tam" en Internet. Desde Santa Croce sull' Arno de Montegranaro, cerca de Ascoli Piceno, las incursiones en los lugares sacros no tienen otro objetivo que robar las hostias y proyectan la sombra de Satanás en muchos casos de crónica. "La Eucaristía es el bien sumo de la Iglesia, el canon 1367 del Código de derecho canónico lo dice claro -puntualiza De Paolis-. Comete delito quien roba del tabernáculo las hostias consagradas y las trata de manera impía y blasfema.  Por lo tanto, la tutela de las ostias es prioritaria.  Es necesario guardarlas bajo llave fuera del tabernáculo, la excepcionalidad del peligro autoriza unas medidas "ad hoc" que equivalen a una reacción a la defensiva".

         la siguiente Hora Santa es en reparación a estos sacrilegios, y a tantos otros cometidos a lo largo del mundo entero.

         Inicio: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por todas las profanaciones y sacrilegios que se cometen contra la Eucaristía a lo largo del mundo; te pido perdón por todos los que son indiferentes y fríos a Tu Presencia de Amor, y por todos los que, teniendo fe en tu Presencia eucarística, con impiedad demoníaca roban las Hostias consagradas, para ultrajarte en las misas negras. Te pido perdón y misericordia por estos hermanos míos, enceguecidos, que no saben lo que hacen, porque si lo supieran, no lo harían.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por mis pecados, los de mis seres queridos, y los del mundo entero; por tantas veces que hemos preferido los falsos atractivos y placeres del mundo, a la paz y alegría que da la gracia.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por todas las veces que pudiendo hacer el bien no lo hice, por pereza o por cobardía, y por respetos humanos.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las veces que profané mi cuerpo, templo y morada del Espíritu Santo.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las Santas Misas mal escuchadas; por las Santas Misas participadas con hastío, con indiferencia, y por las que concurrí por obligación y no por encontrarme Contigo en la Eucaristía.
        
         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por la falta de compromiso en mi vida cristiana, falta que me lleva a preferir mis comodidades y mis ocupaciones, antes que ocuparme de obrar la misericordia, corporal y espiritual, para con el prójimo más necesitado.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las confesiones hechas sin verdadero arrepentimiento y contrición de corazón;  por las confesiones a la ligera, sin un verdadero propósito de enmienda; por las confesiones en que no era consciente de que eras Tú en Persona quien me escuchaba, aconsejaba y perdonaba, al precio de Tu Sangre, por intermedio del sacerdote ministerial.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por la oración hecha en forma distraída, sin profundidad, sin piedad, sin tener en cuenta que Tú estabas atento a mi oración, y que yo estaba distraído, sin pensar en Ti.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las veces en que no he sabido amar, y me ha faltado perdonar, olvidando que el mandamiento del amor y el amor a los enemigos constituyen la esencia de tu religión.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las veces que he renegado de la cruz de cada día, olvidando que solo por el angosto, duro y escarpado Camino Real de la Cruz se llega al Cielo, y no por los anchos y espaciosos caminos descendentes del mundo, que conducen al abismo de donde no se regresa nunca.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por mis pecados de la lengua, olvidando que de mi prójimo sólo debo hablar contigo, para implorarte misericordia y perdón, sin colocarme en el lugar de juez, que no me corresponde, pues sólo Tú eres el Supremo y máximo Juez de la humanidad.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por el incumplimiento de mis obligaciones cotidianas, al dejarme arrastrar por la pereza corporal, que me lleva a evitar todo tipo de sacrificios.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por las innumerables veces que he brindado desamor a las criaturas, manifestado en un trato hosco, hostil, huraño, agresivo, sin acordarme que la causa de mi alegría es tu Resurrección y tu Presencia de Resucitado en la Eucaristía.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por el poco o nulo agradecimiento a vuestros excesivos actos de Amor para conmigo: el don de la vida; el don de mis padres, de mis hermanos, de mi familia; el don de haber sido hecho hijo de Dios por el bautismo; el don de haber recibido al Espíritu Santo en la Confirmación; el don de recibir tantas veces tu Cuerpo sacramentado; el don de haberme dado como madre mía a tu Madre, María Santísima, para que cuide de mí como cuidó de Ti; el don de tener a Dios por Padre, y tantos y tantos innumerables dones, que en mi egoísmo e ingratitud, nunca los recuerdo ni los agradezco.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por todos aquellos que van a morir en pecado mortal, para que por medio de tu Madre y nuestra Madre, María Santísima,  les concedas la gracia de la conversión del corazón y una perfecta contrición.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, en reparación por todos aquellos que dudan de tu Presencia real en el Sacramento de la Eucaristía, para que ilumines sus mentes y corazones y así te reconozcan y te amen, en el tiempo y en la eternidad.

Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, y me ofrezco como alma víctima a vuestra Justicia y Misericordia Divina en reparación por los Sacerdotes y laicos que reanudan nuevamente tu Sagrada Pasión.

         Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, adoro vuestra Presencia sacramental eucarística, y me ofrezco como alma víctima a vuestra Justicia y Misericordia Divina en reparación de mis pecados, por mi conversión y la conversión de mi familia y del mundo entero. Amén.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

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