Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el
rezo del Santo Rosario meditado en reparación por la horrible ofensa cometida
contra el Via Crucis en la localidad de Valinhos, Portugal. La información
pertinente se encuentre en el siguiente enlace:
Canto
inicial: “Alabado sea el Santísimo
Sacramento del altar”.
Oración
inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio
del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación
Un filósofo pre-cristiano, llamado Platón[1],
hablando de la honestidad, dijo que si los hombres pudieran ver su hermosura
con los ojos del cuerpo, se quedarían enamorados de ella y con deseos de
alcanzarla. Ahora bien, si esto sucede con sólo una virtud moral natural, ¿qué
deseos y qué amores y ansias de conseguirla despertaría la gracia del
cristiano, si pudiera contemplarla en su sobrenatural hermosura? ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que
sepamos apreciar el valor y la hermosura de la gracia para nunca deshacernos de
ella por el pecado!
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Segundo
Misterio.
Meditación
Afirman
los artistas que para que un cuerpo sea hermoso, debe ser proporcionado en
todas sus partes y cuanto más proporcionadas lo sean, más hermosura tendrá[2]. Puesto
que entre la honestidad y la virtud natural es proporcionadísima la relación
que hay entre ambas, se sigue que “lo honesto y la virtud moral es en sí más
hermoso que toda que belleza corporal”[3] y
si se viera, causaría un intenso amor y deseo por ser honesto. Pero la gracia
añade mucho más a la hermosura de la virtud natural, porque se trata de una
relación de proporción del alma con la vida sobrenatural, es decir, es un
ajustamiento y una conveniencia, no a una cosa creada, sino al Creador y así es
la mayor hermosura que puede alcanzar toda creatura pura.
Silencio
para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Tercer
Misterio.
Meditación
El
hombre no debe descuidar la grandeza secreta de la gracia en el alma; Dios lo
advierte en el Cantar de los Cantares cuando dice de la gracia: “Mira que eres
hermosa, amiga mía, mira que eres hermosa”[4]. El
alma debe mirar lo que ha recibido dignamente en los Sacramentos y asombrarse
de cuán hermosa queda por lo que recibió. Es tan hermosa, que el sol en su
comparación es un carbón requemado y aventaja en hermosura a los mismos
querubines, llegando incluso a enamorar al mismo Dios[5]. ¡Nuestra Señora de la Eucaristía, que estar,
vivir, conservar y acrecentar la hermosura de la gracia sea todo nuestro afán
en esta vida terrena, para así gozar de la gloria en el Cielo!
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Cuarto
Misterio.
Meditación
Sostiene
un autor que “el hombre debe considerar la hermosura de la gracia que hay en su
alma por efecto de los Sacramentos; debe mirar una y otra vez, sin cansarse de
hacerlo”[6]. Es
por esto que cuando el Esposo llama “hermosa” al alma la llama dos veces y la
razón es porque es dos veces hermosa, como se da a entender en el Cantar de los
Cantares: “¡Cuán hermosa eres, amiga mía, cuán hermosa eres! Tus ojos son de
paloma, sin aquello que está en lo íntimo escondido”. Y añade: “Como los granos
de una granada partida son tus mejillas, sin aquello que está en lo interior
escondido”. ¡Nuestra Señora de la
Eucaristía, que la gracia sea el don por el cual Dios se enamore de nuestras
almas!
Silencio para meditar.
Un
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Un Gloria.
Quinto
Misterio.
Meditación
En
el Salmo 44, después de haber pintado la hermosura exterior del alma santa,
dice: “Toda la gloria de la hija del rey está de dentro”, con lo que se da a
entender que el alma que está en gracia tiene dos hermosuras: una comparada con
las cosas corporales, y la otra inefable, porque es espiritual y sobrenatural. El
alma tiene esta hermosura creada que es la gracia, que es sobrenatural y la
hace más hermosa que cualquier cosa creada. ¡Nuestra
Señora de la Eucaristía, que la gracia permanezca siempre en nuestras almas y
que jamás nos quedemos sin ella!
Un
Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria pidiendo por la salud e intenciones de
los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración
final: “Dios mío, yo creo, espero, te
adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran,
ni te aman” (tres veces).
“Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco
el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido.
Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado
Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canción
de despedida: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.
[1] Phaed., Cic. Offic.
[2] Cfr. Juan Eusebio Nieremberg, Aprecio y estima de la Divina Gracia, Apostolado Mariano, Sevilla
s. d., 210.
[3] Cfr. Nieremberg, ibidem, 210.
[4] Cant., 1.
[5] Cfr. Nieremberg, ibidem, 210.
[6] Cfr. Nieremberg, ibidem, 211.
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