Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario
meditado pidiendo por las familias del mundo entero.
Canto inicial: “Cristianos,
venid; cristianos llegad”.
Oración inicial: “Dios
mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen,
ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio del rezo del Santo Rosario meditado (misterios a elección).
Primer Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Jesús,
Tú, que siendo Dios, provenías de una familia, la Familia de la Santísima
Trinidad, la comunidad de Personas divinas del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo, unidas en el Amor Divino; al encarnarte para salvar al mundo con tu
sacrificio de la cruz, quisiste hacerlo en el seno de una familia, la Sagrada
Familia de Nazareth, para continuar viviendo en la tierra lo que vivías en el
cielo, una comunidad de personas unidas en el amor. Te pedimos, oh Buen Jesús,
por las familias del mundo entero, para que la Eucaristía sea el centro de la
vida de cada familia, para que padres y madres, junto a sus hijos, alimentados
por el amor y la santidad que brotan de tu Sagrado Corazón Eucarístico, sean
familias santas que santifiquen a otras familias, a la sociedad y al mundo
entero.
Silencio
para meditar.
Padre
Nuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Segundo
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Jesús,
Tú que creciste al abrigo de la Sagrada Familia de Nazareth, encontrando en
ella el amor de la Virgen, tu Madre, y de San José, tu padre adoptivo, te
pedimos por las familias que viven en la desunión y en el desamor, para que los
padres, imitando a María y a José, que te amaban con todo el amor de sus
corazones, superen sus diferencias por el diálogo, el perdón cristiano, la
mutua comprensión y comprendan que sus hijos son el tesoro más preciado que les
ha dado Dios; te pedimos también por los hijos, para que, a imitación tuya, que
amabas a tus padres hasta el punto de dar la vida por ellos en la cruz, sean
capaces de honrar a sus padres por medio del amor filial y que sea este amor el
que les haga comprender que sus padres son los representantes del Divino Amor
en la tierra y que amándolos a ellos, aún con sus limitaciones y defectos, aman
a Dios Trino, a quien representan; te pedimos por todos los hijos para que, a
imitación tuya y movidos por tu Amor, amen a sus padres hasta el extremo de dar
sus vidas por ellos, en el martirio cotidiano de la negación de sí mismos y el
servicio a los demás.
Silencio
para meditar.
Padre
Nuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Tercer
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Jesús,
en la Sagrada Familia de Nazareth, todo era santo, porque todos sus miembros
eran santos: la Mamá de esta familia, la Virgen, era santa porque era Pura y
Llena de gracia, siendo así modelo de santidad para todas las madres del mundo;
el Papá de esta familia, San José, era santo, porque siendo tu padre adoptivo,
vivía en la castidad y en la pureza el matrimonio meramente legal con la
Virgen, convirtiéndose en modelo de castidad para los esposos y en modelo de
padre amoroso para todos los padres que deseen educar a sus hijos en la
obediencia y en el amor; el Hijo de esta familia, Tú, oh Jesús, eras santo,
porque eras la santidad en sí misma, eras el Dios Tres veces Santo, fuente de
toda santidad, que en todo momento demostrabas la santidad de tu amor por tus
padres mediante la obediencia, el cariño y el respeto con que los tratabas, y
así eres el modelo insuperable para todo hijo, que para salvar su alma debe
cumplir a la perfección el Mandamiento Cuarto de la Ley Divina, que manda amar
y honrar a los padres. Jesús, te pedimos por todas las familias del mundo, para
que sus integrantes, imitando a los integrantes de la Sagrada Familia de
Nazareth, vivan en la pureza y la castidad y deseen y busquen, siempre y en
todas partes, la santidad de todos y cada uno de los integrantes de la familia.
Silencio
para meditar.
Padre
Nuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Jesús,
en la Sagrada Familia de Nazareth, Tú eras su centro de vida y amor y su razón
de ser y existir, porque Tú eras el Hijo de Dios encarnado, que había venido al
mundo para salvarlo, pero quisiste crecer en el seno de una familia hasta que
se cumpliera el tiempo establecido por Dios para comenzar tu obra de redención.
En la Sagrada Familia de Nazareth, todo giraba en torno a Ti, oh Hijo de Dios
Encarnado, y Tú eras para tus padres la única fuente de su amor, de su alegría,
de su gozo; Tú eras para ellos el centro de todos sus afanes y ocupaciones y
nada de lo que deseaban y querían, era otra cosa que no fueras Tú y sólo Tú, y
si algo querían y deseaban que no fueras Tú, era sólo para dártelo a Ti, como a
su Dueño y Señor. Te pedimos, oh Jesús, Hijo de María y José, por todas las
familias del mundo, para que Tú seas también para ellas su centro de vida y
amor; para que seas Tú, Salvador del mundo, el Sol resplandeciente de gracia y
de luz, alrededor del cual giren los miembros de la familia, así como los
planetas giran alrededor del sol; te pedimos por todas las familias, para que
les concedas la gracia de que seas Tú su único Amor y que su preocupación sea
darte contento y reparación por las familias que no te conocen, ni te adoran,
ni te aman.
Silencio
para meditar.
Padre
Nuestro, diez Ave Marías, Gloria.
Quinto
Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Jesús,
Tú que creciste en el seno de la Familia de Nazareth “en gracia y sabiduría” y desde
Niño encontraste paz, amor, protección y alegría en la comunión de vida con tus
padres, mientras te preparabas para luego, al ser adulto, subir a la cruz y
salvar al mundo, te pedimos por todos los niños del mundo, sobre todo los
abandonados, los huérfanos, los olvidados, los que han perdido a sus padres por
la guerra, la enfermedad, o por otras causas; te pedimos por los niños que
están solos y tristes porque no tienen un padre y una madre que los consuele; te
pedimos por los niños que no son deseados desde el seno materno y por ello
sufren el aborto; te pedimos también especialmente por los niños de las
familias cristianas, que tienen que huir de sus hogares a causa de su fe en Ti;
te pedimos, oh Hijo bendito de la Sagrada Familia de Nazareth, por todos los
niños que sufren, por el motivo que sea, para que Tú, los asocies a tu Santa
Cruz y a tu Pasión, para que unidos a Ti en la cruz, sean fortalecidos con tu
fortaleza divina, reciban tu Alegría en medio de las tribulaciones y el dolor y
así se conviertan, en Ti, en corredentores de la humanidad. Te suplicamos, oh
Buen Jesús, Hijo de José y María, para que concedas a los niños que sufren, el
consuelo de tu Presencia y el cariño maternal de María Santísima, en esta vida
y en el Reino de los cielos. Amén.
Un
Padre Nuestro, tres Ave Marías y Gloria, pidiendo por los santos Padres
Benedicto y Francisco, por las Almas del Purgatorio y para ganar las
indulgencias del Santo Rosario.
Oración
final: “Dios mío, yo
creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni
esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los
sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los
infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de
María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto
final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.
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