Cuatro ángeles rodean la Eucaristía (¡uno de
ellos es mi ángel guía!); dos de ellos sostienen la custodia; otros dos, la
adoran. Estos ángeles, son los mismos ángeles que, en el cielo, adoran al
Cordero de Dios, el Cordero del Apocalipsis (5, 12). No contentos con adorar al
Cordero del Apocalipsis, vienen a la tierra a adorar al Cordero de Dios (Jn 1,
29), oculto en la Eucaristía, porque es el mismo y Único Cordero de Dios. El Cordero
del Apocalipsis, al que los ángeles adoran en el cielo, es el mismo y Único
Cordero de Dios que está en la Eucaristía, sólo que oculto en apariencia de
pan. ¡Los ángeles de luz adoran en el cielo al Cordero de Dios y adoran en la
tierra al Cordero de Dios, oculto en la Eucaristía! ¡Y en el cielo y en la
tierra, adoran, gozan y se alegran ante la Presencia del Cordero! ¡Ángeles de
Dios! ¡Quiero hacer lo que hacen ustedes! ¡Quiero adorar en la tierra al
Cordero del Apocalipsis y luego seguir adorando en el cielo a Jesús Eucaristía!
Dice Jesús Eucaristía: "Y ustedes, almas queridas, ¿por qué están frías e indiferentes a Mi amor? Sé que tienen que atender las necesidades de su familia, de su casa y del mundo que los solicita sin cesar. Pero, ¿no tendrán un momento para venir a darme prueba de su amor y de su gratitud? No se dejen llevar de tantas preocupaciones inútiles y reserven un momento para venir a visitar al Prisionero del amor".
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