miércoles, 19 de octubre de 2016

Hora Santa en reparación por sacrilegio contra la Eucaristía en Venecia y contra imágenes sagradas en Roma, Italia


Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación por el sacrilegio cometido contra la Eucaristía en Venecia y contra imágenes sagradas en Roma, Italia. La información acerca de estos lamentables sucesos se encuentra en los siguientes sitios: https://www.aciprensa.com/noticias/musulmanes-escupen-sobre-hostia-consagrada-y-rompen-crucifijo-en-iglesias-de-venecia-16674/ ;http://www.periodistadigital.com/america/legislacion-y-documentos/2016/10/03/video-panico-en-roma-el-enloquecido-musulman-que-destroza-4-iglesias-decapitando-a-los-santos-y-a-la-virgen.shtml El eje de la meditación será la Sagrada Eucaristía, “Fuente y Culmen de la vida cristiana” (cfr. LG 11). De la misma manera a como lo hicimos anteriormente, al tiempo que ofrecemos esta reparación, pedimos por la conversión del autor de este hecho, así como también por nuestra propia conversión, la de nuestros seres queridos y la del mundo entero.

Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.

Oración de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).

Meditación. 

En la Eucaristía está contenido el Amor de Dios, porque en ella late el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, envuelto en las llamas del Divino Amor. El Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús es un “horno encendido”, dice Santa Margarita, y fue allí en donde Jesús, luego de pedirle su corazón a Margarita, se lo devolvió convertido en un corazón en forma de llama, diciéndole Jesús que era “una chispa” de su Amor. Si esto es un don inmenso del Amor de Dios, concedido a quienes más ama, con nosotros, sin embargo, se comporta con un amor infinitamente más grande que el demostrado a Santa Margarita, porque en la Eucaristía, mucho más que darnos una chispa de su Amor, nos da el mismo “horno encendido” que es su Sagrado Corazón y nos lo da envuelto en las llamas del Divino Amor, el Espíritu Santo, para que nuestros corazones, al contacto con este Divino Fuego, combustionen y se incendien en el Amor de Dios. De esta manera, nuestros corazones, oscuros y fríos, se convierten en brasas incandescentes al fundirse en uno solo con el Corazón de Jesús, así como el hierro es penetrado por el fuego y se convierte en este, al volverse incandescente y brillante. Que nuestros corazones sean entonces como la madera o el pasto reseco, para que al contacto con ese Carbón Incandescente que es el Corazón Eucarístico de Jesús, ardan espontáneamente en el Fuego del Divino Amor.

Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Segundo Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

El Viernes Santo, en la Cruz, Jesús entrega su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad al Padre, por nuestra salvación; en el Domingo, Día del Señor –y en toda Misa-, en la Eucaristía, Jesús entrega su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, por nuestra salvación, al igual que hizo en el Calvario, aunque, a diferencia del Calvario, lo hace en la Eucaristía como habiendo pasado ya por su misterio pascual de Muerte y Resurrección. Al adorar la Eucaristía en el altar eucarístico, adoramos al Cordero de Dios que se inmoló por nosotros en el Santo Sacrificio de la Cruz, y al adorar a Jesús crucificado el Viernes Santo, adoramos el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del Hombre-Dios crucificado, muerto y sepultado, es decir, la Eucaristía. Y así como en el Viernes Santo, estuvo la Virgen al pie de la Cruz, ofreciendo al Padre con toda mansedumbre, humildad y amor a su Hijo que moría en la cruz para la redención de los hombres, así en cada Santa Misa, el sacerdote ministerial, prefigurado en María Santísima al pie de la Cruz, ofrece al Padre, por el Amor del Espíritu Santo, al Hijo de Dios que renueva sobre el altar eucarístico el Santo Sacrificio del Calvario, por la salvación de los hombres. Calvario y Altar Eucarístico, Altar Eucarístico y Calvario; Nuestra Señora de los Dolores ofreciendo a su Hijo por la salvación de los hombres en el Monte Calvario, el sacerdote ministerial ofreciendo al Padre el Cuerpo de Jesús entregado en la Hostia y la Sangre de Jesús derramada en el cáliz, en el Nuevo Monte Calvario, el Altar Eucarístico, para nuestra salvación. Se trata de los “misterios de la fe”, los misterios insondables de la Pasión, Muerte y Resurrección del Hombre-Dios Jesucristo que se actualizan, por el poder del Espíritu Santo, por medio de la liturgia sacramental eucarística.

Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Tercer Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

La Virgen y Madre de Dios es llamada “Nuestra Señora de la Eucaristía” porque con su “Fiat” al Anuncio del Ángel, Ella concibió en su seno virginal, por la virtud del Espíritu Santo, al Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Así, la Virgen se convirtió, por la Encarnación, en Sagrario Viviente y Custodia más preciosa que el oro que alberga y aloja, con el Amor de Dios, a Jesús, el Hijo de Dios encarnado. Con su “Fiat”, con su Pureza Inmaculada, con su condición de ser la Llena de gracia e inhabitada por el Espíritu Santo que aloja en su seno virginal al Verbo de Dios hecho hombre -Quien luego habría de entregarse al mundo como Pan de Vida eterna-, la Virgen de la Eucaristía es ejemplo y modelo inigualable para nosotros, los cristianos, para que recibamos a su Hijo Jesús en la comunión eucarística, imitándola en la pureza del alma por la gracia y en la pureza del cuerpo por la castidad y disponiendo nuestros corazones con el amor, convirtiéndolos así a imagen del Inmaculado Corazón de María en otros tantos altares, custodias y sagrarios en donde Jesús Eucaristía sea bendecido, adorado, amado y glorificado, en el tiempo y en la eternidad.

Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Cuarto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Todos los Santos, es decir, todos los que se encuentran en el cielo gozando de la visión beatífica de la Trinidad para toda la eternidad, se santificaron en esta tierra y accedieron al cielo por la Eucaristía: unos con más devoción, otros con menos, pero todos, absolutamente todos, alcanzaron el cielo gracias a su amor a la Eucaristía. Hubieron incluso quienes dieron sus vidas por la Eucaristía, como por ejemplo, San Tarcisio; otros, se alimentaron de la Eucaristía por años, como por ejemplo, Santa Catalina de Siena, quien luego de beber la Preciosísima Sangre que manaba del costado traspasado de Jesús, por invitación del propio Jesús, no volvió a comer o beber, alimentándose sólo de la Eucaristía durante los siete años previos a su fallecimiento y no solo sin mostrar hambre alguna o decaimiento, sino por el contrario, permaneciendo activa y fuerte. Alejandrina da Costa, quien experimentó numerosos éxtasis de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, escuchó un día la voz del Señor que le decía: “No te alimentarás más con comida en la tierra. Tu comida será mi Carne, tu bebida será mi Sangre, tu vida será mi Vida… Quiero mostrarle al mundo entero el poder de la Eucaristía y el poder de mi Vida en las almas”. Después de ello, y durante los últimos trece años de su vida, Alejandrina no comió ni bebió nada, alimentándose únicamente de la Eucaristía. Otro ejemplo es Marta Robin, quien a causa de una encefalitis, quedó tetrapléjica y con parálisis del canal alimenticio y, desafiando a la ciencia médica, continuó viviendo así durante 52 años, sin comer ni beber, sino solo tomando la Comunión diarias. Otros, como Imelda Lambertini, murieron de éxtasis de amor luego de comulgar. Además de estos santos, innumerables santos, como Teresa Newman, Luisa Piccarretta, vivieron centradas en la Eucaristía y sólo se alimentaban de este Pan Vivo bajado del cielo. Sin embargo, debido a que se trata de gracias extraordinarias que Dios concede según lo dispone su Divina Sabiduría, lo más probable es que nosotros debamos alimentarnos de modo corriente, aunque sí podemos pedir la gracia de, al menos espiritualmente, no desear alimentarnos de otra cosa que no sea el Amor del Sagrado Corazón de Jesús, contenido en la Eucaristía. ¡Oh María, Nuestra Señora de la Eucaristía, haz que deseemos tan ardientemente el Amor del Pan Eucarístico, que no podamos vivir ni un solo día sin alimentarnos de este banquete celestial, recibiéndolo en gracia y con un amor santo y puro, como el Amor de tu Inmaculado Corazón!

Silencio para meditar.

Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.

Quinto Misterio del Santo Rosario.

Meditación.

Gracias a la Santa Madre Iglesia, figurada en María, se nos hace presente y actual el Santo Sacrificio de la Cruz por medio de la Santa Misa –porque la Misa es renovación incruenta y sacramental del Santo Sacrificio del Calvario- y se hace Presente y actual el don de la Última Cena, el Cuerpo y la Sangre de Jesús entregados un la Cruz, en el Calvario; Cuerpo y Sangre cuyo don se renueva en cada Santa Misa, al entregarse el Cuerpo en la Eucaristía y derramarse la Sangre del Cordero en el cáliz del altar eucarístico. Así como la Virgen concibió por obra y gracia del Espíritu Santo al Hijo de Dios encarnado en su seno virginal, para luego donarlo al mundo como Pan de Vida eterna, así también la Santa Iglesia Católica, por la Santa Misa, Nuevo Belén, concibe en su seno virginal, el Altar Eucarístico, por obra y gracia del Espíritu Santo, en la consagración del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Jesucristo, prolongando así su Encarnación para donarlo al mundo como el Pan de Vida eterna, que alimenta las almas con la substancia misma del Ser divino trinitario. Y de la misma manera a como la Virgen, al pie de la Cruz, el Viernes Santo, ofreció al Padre a su Hijo que moría crucificado por nuestra salvación, así también la Santa Madre Iglesia, por intermedio del sacerdote ministerial, ofrece con amor, humildad, mansedumbre y fe, el Cuerpo y la Sangre del Cordero de Dios, inmolado en el Santo Sacrificio del Altar, renovación incruenta del Sacrificio del Calvario.

Meditación final.

Oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, hoy se repite, en cada sagrario, la escena del Huerto de Getsemaní, cuando invitaste a tus discípulos a orar y ellos, en vez de hacerlo, llevados por la indiferencia y el desamor, te dejaron solo y se durmieron. Hoy también llamas a los cristianos, desde tu soledad del sagrario, pero los cristianos, adormecidos por la indiferencia, la acedia y la falta de amor hacia Ti, te abandonan y te dejan solo. Queremos reparar, oh Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, por la soledad en la que te encuentras y por la ingratitud que recibes de muchas almas, incluidos muchas veces, nosotros mismos. En el Evangelio, Jesús, curaste y diste consuelo a innumerable cantidad de gente, además de revelarles la dicha que supone el ser adoptados por Dios como hijos suyos muy queridos, y sin embargo, cuando fuiste apresado, te encontraste solo, abandonado por quienes habían recibido de Ti milagros, prodigios, sanaciones y curaciones asombrosas, aunque lo que más provocó dolor a tu Sagrado Corazón fue el abandono que sufriste de parte de tus discípulos, a quienes habías llamado “amigos” y les habías revelado los secretos insondables del Amor de tu Corazón. En nuestros días, la triste historia se repite, porque sigues llamando a los cristianos para que te acompañen en la soledad del Nuevo Huerto de Getsemaní, el sagrario, pero los cristianos hacen oídos sordos al llamado de tu Amor. Y mientras los cristianos duermen, tus enemigos, como antaño con Judas Iscariote a la cabeza, se muestran sin embargo vigiles, despiertos, frenéticos en la búsqueda de cómo borrar, de las mentes y corazones de los hombres, hasta el recuerdo de tu Nombre Tres veces Santo. Tu Sagrado Corazón palpita, late y vibra con la fuerza del Divino Amor en la Eucaristía y desea derramarse en todos y cada uno de los hombres. Te dejas encontrar por las almas que te buscan y en ellas te deleitas y recreas, porque por ellas diste tu vida en la cruz y la continúas dando en cada Comunión Eucarística; por ellas permaneces en medio de los hombres, en cada sagrario, para iluminarlas con tus Divinos rayos en la siniestra oscuridad y sombras de muerte en las que el mundo está inmerso; a ellas les curas las heridas de sus corazones y las alimentas con el manjar exquisito que es tu Cuerpo y tu Sangre, embriagándolas con tu paz, tu alegría, tu Divino Amor. ¡Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, que Nuestra Señora de la Eucaristía nos despierte del letargo en el que nos encontramos, para que así acudamos a hacerte compañía en el sagrario, para adorarte en la Eucaristía día y noche sin cesar!

Un Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.

Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

sábado, 1 de octubre de 2016

Hora Santa en reparación a María Santísima cuya imagen fue quemada en Fontellas, España


Así quedó la imagen de la Virgen luego de ser quemada por un musulmán en Navarra, España.


Hora Santa en reparación a María Santísima[1] cuya imagen fue quemada en Fontellas, España
Inicio: ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado, en reparación por el incendio y quema de una iglesia y de una imagen de la Virgen a manos de un mahometano en España. La información acerca de este sacrílego acto se encuentra en la siguiente dirección electrónica: http://infovaticana.com/2016/09/11/mahometano-incendia-una-iglesia-navarra-quema-la-imagen-la-virgen/
Al tiempo que ofrecemos esta reparación, pedimos por la conversión del autor de este hecho, así como también por nuestra propia conversión, la de nuestros seres queridos y la del mundo entero.
Canto inicial: “Cristianos venid, cristianos llegad”.
Oración de entrada: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Inicio del rezo del Santo Rosario. Primer Misterio (misterios a elección).
Meditación.  
Dios te salve, Esposa Inmaculada del Espíritu Santo, tú eres la Mujer del Génesis, que aplasta la soberbia cabeza de la Serpiente Arrogante; Dios te salve, tú posees el poder invencible, participado por la Trinidad, y por ese poder que Dios te da, eres nuestra Guía victoriosa que nos liberas de nuestros enemigos, y por eso nosotros, tus servidores, te cantamos y te elevamos nuestras acciones de gracias, y te suplicamos que nos refugies en tu Inmaculado Corazón y nos bendigas y cuides de todo mal. Dios te salve, oh María, resplandor de la eterna Alegría, destructora de la maldición, en ti los hombres recibimos toda bendición y gracia; Dios te salve, Nueva Eva, que con tu humildad y obediencia y gracia, reparaste el orgullo y la desobediencia de Adán y Eva. Dios te salve, Madre siempre Virgen, a ti fue enviado el Ángel de Dios, para anunciarte la Causa de tu alegría sin fin: eres Virgen y Madre de Dios, Llena del Espíritu Santo e inhabitada por su gracia, en ti se encarnó la Palabra Inmaterial, el Verbo Increado, que de ti tomó su forma y se nutrió de tu carne y tu sangre, para luego darse como alimento, como Carne del Cordero embebida en el Espíritu Santo y como Sangre de la Nueva Alianza derramada en el cáliz del altar. Dios te salve, Nuestra Señora de la Eucaristía, en ti el Verbo se hizo carne, para donarse como Pan de Vida eterna, Pan del cielo que comunica a los hombres la vida misma de la Trinidad.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
Dios te salve, Madre Purísima, que concebiste sin intervención humana, por obra del Espíritu Santo, al Verbo de Dios, al Hijo Unigénito del Padre, que así por ti se revistió de un Cuerpo, y el que era Invisible se hizo por ti visible, y el que habitaba en una Luz inaccesible, por ti se derramó sobre el mundo, iluminando y vivificando a los hombres que habitaban en “sombras y tinieblas de muerte”. Dios te salve, misterio de la indecible Sabiduría, principio de los milagros del Hombre-Dios; Dios te salve, celestial escalera por donde desciende, desde el seno del Padre a los hombres, el Verbo Eterno de Dios; Dios te salve, Puente cristalino y límpido, que conduce a los hombres desde el valle de lágrimas en el que habitan, al Corazón Divino de Jesús, tu Hijo; Dios te salve, terror de los ángeles caídos, ante cuyo nombre tiemblan de pavor los príncipes del Infierno; Dios te salve, tú eres el Diamante celestial que, atrapando en tu seno virginal a la Luz Increada proveniente de la Luz Increada, Cristo Jesús que proviene del Padre, y luego de alojarlo por nueve meses, nutriéndolo con tu substancia humana y tejiéndole un vestido de carne y sangre, generaste milagrosamente a esta Luz Indefectible, a esta Luz Increada, a esta Luz Viva, el Dios Viviente, que comunica de su vida divina a quien por Él es iluminado, y así fuiste la Causa de nuestra alegría, la Causa por la cual fueron para siempre vencidas las sombras y tinieblas de muerte que acechaban al hombre, y por ti el Verbo Eterno de Dios, la Luz del mundo, resplandeció sobre los hombres, vivificándolos con la vida que brota del Ser divino trinitario, iluminando con su Luz indefectible el alma de los creyentes, que así se convierten en hijos de la Luz, en hijos de Dios, que es Luz eterna.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación
         Dios te salve, Madre siempre Virgen, que tienes el privilegio de haber concebido sin intervención humana, por obra del Divino Amor, al Verbo de Dios; la Palabra del Padre se encarnó en tu seno purísimo cuando la Fuerza del Altísimo te cubrió con su sombra, a ti, Esposa no desposada, para hacerte fecunda, y así llevó el Amor de Dios al Verbo a su dulce morada, una morada tan llena de luz y de amor celestial, que no habría de extrañar en ella al seno del Eterno Padre de donde el Hijo de Dios provenía. Dios te salve, Virgen y Madre, que portando en tu seno al Hijo del Altísimo, fuiste a Visitar a tu prima Santa Isabel, llenándola de alegría a ella y a su hijo Juan Bautista, porque donde tú vas, oh Santa Virgen y Madre de Dios, llevas a Jesús y Jesús con el Padre, espiran el Espíritu Santo a aquellos que a ti se acercan con filial amor. Dios te salve, Causa de nuestra alegría, porque cuando tú llegas a un alma, contigo vienen el Hijo de Dios y el Espíritu Santo, que llenan de gozo a las almas que viven en este “valle de lágrimas”; Dios te salve, rama de la Vid Verdadera e incorruptible, cuyo fruto exquisito, triturado en la vendimia de la Pasión, es el Vino de la Alianza Nueva y Eterna, la Sangre del Cordero de Dios inmolado en el altar de la cruz y renovado en su inmolación en la cruz del altar. Dios te salve, oh Virgen santa y pura, por ti vino a los hombres el Fruto exquisito del Árbol de la Santa Cruz, tu Hijo Jesús, que se nos ofrece como Carne de Cordero, como Pan Vivo bajado del cielo y como Vino de la Alianza Nueva y Eterna.
Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
         Dios te salve, Madre siempre Virgen, tú que no concebiste por obra humana, sino por el poder del Espíritu Santo y así fuiste la alegría de tu casto esposo legal, San José, quien saltó de gozo al enterarse que el Fruto de tu vientre purísimo el Hijo de Dios Altísimo; Dios te salve, Madre del Cordero de Dios, tú fuiste la causa de la alegría de los pastores, que al canto de los ángeles acudieron presurosos al Portal de Belén, para adorar a Dios hecho Niño y acunado entre tus brazos; Dios te salve, María, Madre de Dios, Madre y Modelo de la Iglesia, que al igual que tú, que concebiste por obra del Espíritu Santo en tu seno virginal el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, así también la Iglesia concibe, por obra del Espíritu Santo, en su seno virginal, el altar eucarístico, el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, la Sagrada Eucaristía; Dios te salve, Madre siempre virgen, porque al igual que los pastores, que acudieron a adorar al Niño Dios sostenido entre tus brazos, así también los miembros de la Iglesia acuden al Nuevo Portal de Belén, el altar eucarístico, para adorar a Dios Hijo, oculto en apariencia de pan, sostenido por las manos del sacerdote ministerial, la Sagrada Eucaristía.
         Silencio para meditar.
Padrenuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación
Dios te salve, Madre siempre Virgen, por ti vino al mundo la Luz indefectible, Cristo Jesús, Luz que ilumina nuestras almas, Luz que vivifica con la vida divina a quienes estamos sumergidos “en tinieblas y sombras de muerte”, Luz Increada que comunica el Divino Amor a quien ilumina, Luz Eterna de Dios que proviene del seno del Padre desde la eternidad, Luz que se irradia desde tu seno purísimo y así derrota a las tinieblas vivientes, los ángeles caídos, Luz que disipa las oscuras sombras del error, del pecado y de la ignorancia. Dios te salve, Virgen y Madre de Dios, Diamante celestial, que atrapaste a la Luz Eterna procedente del Padre, la custodiaste por nueve meses y luego la irradiaste sobre el mundo en tinieblas, para que los hombres fuéramos vivificados con la Vida misma de Dios Trino; Dios te salve, dignísima Custodia y magnífico Sagrario viviente del Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, por ti viene a los hombres la Alegría Increada y subsistente en sí misma, Jesús Eucaristía. A ti te alabamos, te ensalzamos, te veneramos y te damos gracias, oh Santa Madre de Dios, Virgen Purísima e Inmaculada, y nos unimos al coro de ángeles y santos en el cielo que te aclaman por generaciones sin fin.
Un Padrenuestro, tres Ave Marías, un gloria, para ganar las indulgencias del Santo Rosario, pidiendo por la salud e intenciones de los Santos Padres Benedicto y Francisco.
Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.




[1] Las meditaciones están inspiradas en el Himno Akathistos.