viernes, 31 de enero de 2014

Hora Santa en reparación por los pecados de los hombres cometidos contra la Eucaristía y contra María Santísima





         
      Inicio: ingresamos en el Oratorio. Pedimos el auxilio de nuestros ángeles custodios para recoger nuestros sentidos, a fin de poder hacer silencio exterior e interior y así poder entablar un diálogo de amor con Jesús en la Eucaristía con mayor provecho. Ofrecemos esta Hora Santa en reparación por los distintos pecados de los hombres.

Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto inicial: “Cristianos, venid”.

         Meditación

         Jesús, reparamos y pedimos perdón por el pecado de acedia, la pereza espiritual, el pecado que arrasa las almas de los bautizados, los templos del Espíritu Santo, como un huracán devastador que destruye y deja todo devastado a su paso. La acedia es un mal particular de nuestro tiempo: todo parece más “divertido” e “interesante” que Dios; todo merece atención, dedicación, menos Dios. Si un poderoso de la tierra llamara a los hombres, no dudarían un instante en abandonarlo todo por obtener aunque sea un segundo de su dádiva; si un ídolo del fútbol mundial les concediera a los niños y a los jóvenes una sonrisa y un momento de atención personal, no dudarían en hacer todo lo que esté a su alcance para lograrlo; pero si es el mismo Dios el que desde el sagrario les pide unos minutos de su atención, una sonrisa del corazón, una elevación del pensamiento, un homenaje de la mente y un obsequio de amor, encuentran miles de pretextos para no hacerlo, para postergarlo, primero temporalmente, y luego definitivamente. El pecado de acedia es el mal que asola y devasta el templo de los bautizados, el alma de los hijos de Dios, y por ese pecado, en el que nosotros mismos hemos caído y caemos repetidas veces, te pedimos perdón y reparamos, oh Jesús, y te ofrecemos para ello tu mismo Corazón Eucarístico.

         Silencio para meditar.

         Jesús, reparamos y pedimos perdón por los que están involucrados en el horrible crimen del aborto, un crimen que lacera tu Sagrado Corazón doblemente, porque destruye una vida creada por Ti, una vida salida de tus manos, una vida a la que Tú hiciste a tu imagen y semejanza, y lacera también tu Sagrado Corazón porque Tú sufriste físicamente la muerte de todos y cada uno de los hombres en Getsemaní, y por lo tanto sufriste la muerte de cada uno de estos niños, con sus atroces dolores. Al meditar en sus espantosos dolores, provocados por los crudelísimos métodos inhumanos inventados por médicos que han traicionado a su profesión, comprendemos, oh amadísimo Jesús, cuánto has sufrido por nosotros, porque Tú sufriste en carne propia en Getsemaní el dolor y la muerte de cada uno de estos niños abortados, cargando sobre tus espaldas el pecado original con el que habían nacido e introduciendo en tu Sacratísimo Corazón sus dolores y sus muertes para infundirles el soplo del Espíritu Santo y trasfundirles tu Sangre Preciosísima, Sangre y Espíritu por medio de los cuales habrías de concederles la vida divina y conducirlos al Paraíso. Te suplicamos, oh amantísimo Jesús, por este abismo de Misericordia que es tu Sacratísimo Corazón, que no tengas en cuenta el pecado del aborto a quienes lo cometieron, y por la intercesión y los dolores del Inmaculado Corazón de María, concédeles, a quienes cometieron este horrible pecado a lo largo de la historia, el don del arrepentimiento perfecto y la salvación eterna. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, reparamos por los ateos, por los que no creen en ti, por los que no quieren creer en ti, por los que, violentando las señales que les transmite de continuo la hermosura de la Creación, toman la errónea decisión de no querer creer en Ti. Oh buen Jesús, no les tengas en cuenta esta mala elección; nosotros reparamos y pedimos perdón por ellos, y en su lugar, te damos gracias y te alabamos y reconocemos tu Sabiduría infinita y tu Amor eterno, Sabiduría y Amor que están presentes en cada átomo de la Creación, en cada segundo del tiempo y en toda la eternidad. No existen palabras adecuadas para describir, ni siquiera mínimamente, la grandiosidad y majestuosidad ni del microcosmos, ni del macrocosmos, pues es tal la magnificencia y esplendor con el que los has creado, y es tal la precisión científica y al mismo tiempo la hermosura y belleza artística y la poesía que se refleja en cada molécula y en cada partícula del Universo, que toda inteligencia que contemple tu Creación -visible e invisible- no puede hacer otra cosa que asombrarse y quedar sin palabras ante tanta maravilla y hermosura. Por este motivo, oh Buen Jesús, no tengas en cuenta el pecado de incredulidad en el que caen nuestros prójimos ateos; nosotros reparamos por ellos y, si merecen un castigo por su incredulidad, dánoslo a nosotros, porque nosotros, unidos a Ti en la Cruz, repararemos con gusto y daremos gloria, en el tiempo y en la eternidad, a la Trinidad, por toda la Creación, que refleja tu Sabiduría infinita y tu Eterno Amor. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, reparamos por los cristianos que beben su espiritualidad en fuentes heréticas, en las fuentes, las fuentes gnósticas y neo-paganas de la Nueva Era. Jesús, muchos cristianos se han dejado seducir por esta secta anticristiana que por medio de una religiosidad extraña a la Verdad Revelada por Ti, los confunde y los conduce por equivocados caminos espirituales. Jesús, Tú solo eres el Camino, la Verdad y la Vida; sólo en Ti encuentran las almas el Acceso al Padre, solo en Ti se iluminan las mentes con la Verdad de Dios Uno yTrino; solo en Ti las almas reciben el manantial inagotable de la Vida y del Amor eterno, pero a pesar de eso, inexplicablemente, llevados por el misterio de iniquidad y cegados por el humo de Satanás que ha entrado en la Iglesia, muchos cristianos han abandonado la Santa Misa, el Santo Rosario, la Adoración Eucarística, la Meditación de la Pasión, la Meditación de las Sagradas Escrituras y han dejado los Sacramentos, para cavarse cisternas agrietadas que no retienen el agua, al acudir al yoga, al reiki, al tarot, al ocultismo, al satanismo, dejando de lado el Credo de los Apóstoles, para creer en las fantasías tenebrosas de la Nueva Era: reencarnación, eneagrama, constelaciones familiares, budismo, terapias alternativas, y cuanta novedad pseudo-espiritual les proponga esta verdadera secta luciferina. Te pedimos perdón y reparamos, oh Buen Jesús, por estos hermanos nuestros y te proclamamos como el Kyrios, como el Rey de la gloria, como el Único Señor de cielos y tierra, en la Cruz y en la Eucaristía, ante quien se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, te pedimos perdón y reparamos por los que ofenden al Inmaculado Corazón de María, Tu amantísima Madre, quien es también, por dignación de tu Amor infinito, nuestra Madre amorosísima. Muchos de nuestros hermanos, lamentablemente cegados por el humo siniestro del Ángel caído, blasfeman horriblemente, por los medios de comunicación, contra Tu Madre y Nuestra Madre, estrechando así la corona de espinas que rodea su Corazón Purísimo, la corona de espinas con la que se apareció en Fátima. Muchos de nuestros hermanos ultrajan su Nombre, desconocen su virginidad, profanan su memoria, blasfeman contra su condición de ser Madre de Dios, niegan su Pureza Inmaculada, reniegan de su condición de ser Ella la Esposa del Espíritu Santo y así es como publican incesantemente por Internet y por otros medios imágenes que nos avergüenzan y por las cuales, postrados ante Ti, oh Jesús Eucaristía, pedimos una y mil veces perdón, con lágrimas en los ojos y con el corazón estrujado por el dolor. Te suplicamos, oh Buen Jesús, que no descargues tu justa ira sobre estos blasfemos; ten piedad, porque enceguecidos por el Príncipe de las tinieblas y endurecidos sus corazones por su propio pecado, no saben lo que hacen; estamos seguros que si pudieran, al menos por un instante, contemplar las indescriptibles bellezas y las inenarrables hermosuras de María Santísima en los cielos, caerían postrados en acción de gracias a Ti por haberles dado una Madre tan hermosa y amantísima, y morirían de alegría por tanta dicha; pero no lo saben y no lo pueden hacer de momento, por eso te pedimos perdón y reparamos por ellos y te pedimos, por el Amor y los méritos de tu Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, que los perdones y les concedas el don de la eterna salvación. Amén.

         Silencio para meditar.

         Meditación final

         Jesús, debemos ya retirarnos, pero deseamos quedarnos ante tu Presencia eucarística, día y noche. Para ello, dejamos nuestros corazones a los pies de tu Madre Santísima, para que sea Ella quien los custodie y los mantenga vivos en tu amor y no permita que amores mundanos y profanos los aparten de Ti. Que María Santísima nos mantenga siempre entre sus manos, y cuando vea que nuestro amor por Ti decae, que Ella acerque nuestros corazones a tu boca, para que Tú soples tu Espíritu Santo sobre ellos y así avives el Fuego de Amor, así como una brasa se aviva con el viento para que no se apague, para que nunca dejen nuestros corazones de arder en el Amor Divino.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Canto final: “Los cielos, la tierra, el mismo Señor Dios”.

jueves, 23 de enero de 2014

Hora Santa en reparación por los que posponen la Eucaristía por los ídolos neopaganos


         Inicio: ingresamos en el Oratorio y hacemos silencio, interior y exteriormente, para escuchar la voz de Dios, que desde la Eucaristía, nos habla en el silencio. Ofrecemos esta Hora Santa en reparación por quienes posponen la Eucaristía por los ídolos neo-paganos de nuestro tiempo. Pedimos la asistencia de María Santísima y de nuestros Ángeles Custodios para que nuestra humilde oración se eleve hasta el trono de la majestad del Cordero en los cielos.

         Canto inicial: “Sagrado Corazón Eterna Alianza”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Meditación

         Jesús, Tú eres la Vida Increada, por Ti todo existe y tiene vida, por Ti el Universo se mantiene en su existencia, por Ti la tierra gira, el sol alumbra, las estrellas brillan, por Ti la humanidad se renueva en sus hijos porque Tú les infundes el hálito de vida y si Tú no los llamas a la vida, ningún hombre ni ningún ser viviente puede vivir, sin embargo, los hombres, lejos de reconocer en Ti a la Fuente Increada de la Vida y a la Vida Eterna en sí misma, que concedes desde la Eucaristía torrentes inagotables de gracias que son manantiales que saltan hasta la vida eterna, en vez de eso, los hombres te posponen por ídolos inertes, ídolos mudos, sordos y ciegos, ídolos hechos con sus propias manos, ídolos de piedra, de madera, de acero, de cables, de cristales y de cuarzos, ídolos animados de electricidad, que le responden con voz electrónica y con pantallas de colores y le llenan el alma con sensaciones pasajeras y emociones que exaltan sus pasiones momentánemante, apartándolo cada vez más de Ti, único y verdadero Dios, por quien verdaderamente se vive. Te pedimos perdón, Jesús Eucaristía, y reparamos, por nuestros hermanos y por nosotros mismos, por las veces en que te hemos pospuesto por los modernos ídolos mundanos de la tecnología, dejándote de lado en tu Presencia eucarística, y te pedimos que despiertes en todos nosotros un ferviente amor por tu Sagrado Corazón Eucarístico. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, Tú fuiste engendrado en la eternidad en el seno del Padre y junto con el Padre expiraste, también en la eternidad, el Espíritu Santo, el Espíritu que los une en el Amor, y fue el Espíritu Santo el que te llevó a encarnarte, en el tiempo, en el seno de María Virgen para que nacieras en Belén, Casa de Pan, para que te donaras al mundo como Pan de Vida eterna. Jesús, en cada Santa Misa, continúas, prolongas y renuevas el prodigio de tu Encarnación y Nacimiento en Belén, Casa de Pan, convirtiendo al Altar Eucarístico en un Nuevo Portal de Belén, para que los hombres puedan alimentarse con el Pan Vivo bajado del cielo, con el Pan que les da la Vida eterna, con el Pan que los alimenta con el manjar super-substancial, la Carne gloriosa y resucitada del Cordero de Dios, pero los hombres ingratos –la gran mayoría- dejan este manjar que Dios Padre les sirve en el altar el día Domingo y corren en pos de otros alimentos, todos indigestos y venenosos. Te pedimos perdón y reparamos, oh Jesús, por aquellos hermanos nuestros que te posponen en la Santa Misa dominical y te suplicamos les concedas la gracia de querer degustar el sabor exquisito del Pan de Vida eterna. Amén.
         Silencio para meditar.

         Jesús, Tú desciendes, en cada Santa Misa, desde el cielo, hasta el altar, renovando el santo sacrificio de la Cruz, para entregar tu Cuerpo en la Eucaristía y derramar tu Sangre en el Cáliz, tal como lo hiciste en el Calvario, para donar tu Ser divino a quien te reciba con fe y con amor, pero los hombres prefieren quedarse en sus casas viendo televisión, mientras los niños y jóvenes prefieren sus juegos y sus propias diversiones. Jesús, te pedimos perdón y reparamos, por quienes pudiendo dedicar al menos un poco de tiempo para adorarte y alabarte, permanecen indiferentes y te posponen por sus pasatiempos, cometiendo el pecado de acedia. No les tengas en cuenta esta falta; antes bien, por los méritos y dolores de tu Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, llena sus corazones de las dulzuras del Espíritu Santo y concédeles un intenso deseo de tu Amor. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, en la Pasión, el Pueblo Elegido te pospuso por un criminal, Barrabás, a Ti, que eres la Inocencia encarnada, a Ti, que eres la Pureza, el Amor, la Vida, la Dulzura, te pospusieron por la Brutalidad, el Odio, la Violencia, la Muerte, y así hoy también, los miembros del Nuevo Pueblo Elegido, te posponen y en vez de elegirte a Ti en la Eucaristía, y Contigo las buenas obras y la vida de la gracia, eligen apartarse de Ti, obrando el pecado y todo tipo de cosas malas: la impureza, la fornicación, el adulterio, la pornografía, la violencia, el robo, la mentira, y toda clase de bajas pasiones. Te pedimos perdón, Jesús, y reparamos, y te suplicamos que por las heridas sufridas en tu Pasión, enciendas en nuestros hermanos y en nosotros, el amor por el bien y la virtud para que el día de nuestra muerte, al presentarnos ante Ti en nuestro Juicio Particular, podamos mostrarte las obras buenas y misericordiosas que nos granjeen la entrada en el Reino de los cielos. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús, tu Sagrado Corazón Eucarístico es el “manantial que salta hasta la vida eterna”, porque es la Fuente Inagotable de Gracia Increada; quien se acerca a Ti, no tiene más sed; quien bebe de tu Corazón traspasado, no experimenta más sed de amor; quien se acerca a beber de tu Costado abierto, sacia su sed de felicidad y amor, y ya no tiene necesidad de nada más ni en esta vida ni en la otra para ser feliz; quien se acerca a beber del Cáliz del altar eucarístico, repleto del Vino de la Alianza Nueva y Eterna que es tu Sangre, no tiene ya necesidad de beber nada más, porque sacia para siempre su sed de amor, de paz y de felicidad; quien bebe del Cáliz que es tu Corazón traspasado, bebe del Amor del Padre y se embriaga con el Amor Divino y no necesita ni quiere nada de este mundo para ser feliz porque en tu Sangre encuentra tu Amor y en tu Amor encuentra toda su felicidad; sin embargo, los hombres te posponen, y en vez de beber del cáliz del altar eucarístico, corren para cavarse “cisternas agrietadas que no contienen el agua”, y así mueren de sed, porque beben aguas estancadas, aguas pútridas, las aguas contaminadas del mundo materialista, ateo, relativista, hedonista, destinado a la muerte y yaciente en la putrefacción. Jesús Eucaristía, Manantial de Agua Viva, danos siempre de beber del Costado abierto de tu Corazón traspasado, para que saciemos en Ti nuestra sed de Amor, paz, alegría y felicidad. Amén.

         Silencio para meditar.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


         Canto final: “El Trece de Mayo en Cova de Iría”.

lunes, 6 de enero de 2014

Hora Santa pidiendo por los cristianos que sufren persecución


         Inicio: en el segundo día de la Octava de Navidad del año 2013, el Santo Padre Francisco pidió que se rece “por los cristianos que sufren discriminación a causa del testimonio que dan de Cristo y del Evangelio”. Según el Santo Padre, nosotros, como Iglesia, “Estamos cerca de estos hermanos y hermanas que como San Esteban, son acusados injustamente y son objeto de violencias de todo tipo” (cfr. Angelus del 26 de diciembre de 2013). Con respecto a estos cristianos y a su situación, dice así el Santo Padre: “Estoy seguro que, lamentablemente, son más numerosos hoy que en los primeros tiempos de la Iglesia y que son muchos. Esto sucede especialmente en los lugares en donde la libertad religiosa no está todavía garantizada o no está plenamente realizada. Sucede también en países y ambientes que en sus papeles tutelan la libertad y los derechos humanos, pero donde de hecho los creyentes, especialmente los cristianos, encuentran limitaciones y discriminaciones. Yo quiero pedirles de rezar por estas hermanas y hermanos, unos instantes, todos. Y los recomendamos a la Virgen…” (cfr. Angelus, ibidem).  Haciéndonos eco de este pedido del Santo Padre, ofrecemos esta Hora Santa pidiendo por estos hermanos nuestros que sufren persecución y tribulaciones de todo tipo por ser fieles a Nuestro Señor Jesucristo, al tiempo que ofrecemos también esta Hora Santa por quienes no vivimos en situación de persecución cruenta, para que sepamos dar testimonio de Cristo y su Evangelio.

         Canto inicial: “Cristianos, venid, a adorar a Cristo”.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.

         Meditación

         Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos que sufren persecución por el solo hecho de ser cristianos, para que ellos tengan paz y fortaleza y nosotros sepamos valorar el inmenso don de la gracia del bautismo, gracia que nos hizo ser hijos adoptivos de Dios con la misma filiación divina con la cual Jesús es Dios Hijo desde la eternidad. Mientras los enemigos de la Iglesia y de Cristo saben reconocer esta marca distintiva, la marca del bautismo, marca que ennoblece al alma elevándola infinitamente por encima de toda la Creación, muchos cristianos, entre los cuales nos contamos muchas veces, no tenemos en cuenta ni apreciamos la grandeza de ser hijos de Dios. Muchos cristianos tienen como cosa de poco o ningún valor el hecho de haber recibido el Bautismo sacramental, sin considerar que se trata del don más grande que Dios Uno y Trino pueda hacer a creatura alguna, y el objetivo final del Plan Divino de Redención llevado a cabo por Jesucristo. El Hijo de Dios vino a este mundo, como dice el Evangelista Juan, para “deshacer las obras del demonio”, para derrotarlo y encadenarlo definitivamente en los infiernos, y para vencer al pecado y a la muerte, pero ninguno de estos prodigios alcanza la excelencia y sublimidad del don de la filiación divina concedido en el Bautismo sacramental, don por medio del cual al alma no solo se le quita la mancha del pecado original y se la sustrae de las garras del Príncipe de este mundo, sino que se le concede el ser hijo adoptivo de Dios, de manera tal que el bautizado es más hijo de Dios que de sus padres biológicos. Por el Bautismo, le vienen al alma toda clase de bienes, el primero de todos, el ser heredero del Reino de los cielos, hijo de Dios y hermano de Cristo, obteniendo una dignidad que no le fue concedida a ningún ángel, por más poderoso que sea. Sin embargo, muchos cristianos tienen a menos este título de nobleza celestial, y cubren con toda clase de ignominias su condición de hijos de Dios. Te pedimos, oh Jesús, por ellos, para que les concedas la gracia de apreciar el don que asombra a las Jerarquías angélicas, el don de ser cristianos, el don de ser hijos de Dios, para que dejando de vivir carnal y terrenalmente, comiencen a vivir espiritual y sobrenaturalmente, que es lo que corresponde a un hijo de Dios, y adecuando sus vidas a su nueva condición celestial, merezcan tomar posesión del Reino de los cielos. Amén.

         Silencio para meditar.

     Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos catecúmenos que no pueden aprender el Catecismo libremente y deben hacerlo a escondidas, con riesgo de sus vidas, y reparamos por aquellos cristianos que, habiendo recibido el Catecismo y sin tener a nadie que los persiga ni dañe por ser cristianos, sin embargo, en vez de profundizar en la sublime y hermosísima doctrina cristiana, se dejan seducir por los conocimientos mundanos, convirtiéndose en sabios según el mundo pero al mismo tiempo convirtiéndose en “analfabetos cristianos” por desconocer culpablemente la doctrina; Jesús Eucaristía, te pedimos por aquellos cristianos que, guiados por el Espíritu Santo, enseñan el Catecismo de modo clandestino, porque si son descubiertos sufren la cárcel y castigos físicos o incluso pueden llegar a ser ejecutados, y reparamos por todos aquellos cristianos que, en sus respectivos países, teniendo todo el tiempo y el talento necesarios para enseñar Catecismo, sin embargo no lo hacen, sea por pereza, indolencia, tibieza, negligencia, comodidad, o si lo hacen, lo hacen a desgano o enseñando un Catecismo secularizado, mundanizado, fruto de su ignorancia culpable, permitiendo de esa manera que las sectas se cobren sus víctimas entre los niños y jóvenes que, por su pereza e indolencia, no reciben el Catecismo o lo reciben mal; Jesús Eucaristía, te pedimos por aquellos cristianos que no pueden leer la Palabra de Dios, la Sagrada Escritura, porque su lectura en sus países está prohibida o porque no se puede adquirir una Biblia sino es a riesgo de la vida, y reparamos por los cristianos indolentes, perezosos, tibios, fríos e indiferentes, que pudiendo leer la Palabra de Dios -sea porque nadie los persigue si lo hacen, sea porque tienen los medios a disposición-, no lo hacen, pero sí en cambio usan su tiempo para ver televisión, navegar por Internet, pasear, entretenerse, o leer libros y revistas que nada tienen que ver con Dios y su Palabra, desperdiciando así las preciosísimas oportunidades que tienen a su alcance para profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios. Jesús Eucaristía, te pedimos por estos cristianos, y también por nosotros mismos, que muchas veces caemos en estos mismos errores, para que despiertes en nosotros una sed tan grande de la Palabra de Dios, que no podamos vivir sin ella. Amén.

         Silencio para meditar.

      Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos que no pueden recibir los sacramentos ni asistir a Santa Misa, porque en los lugares en donde residen, la práctica pública está penada por la ley y se castiga con la vida, y reparamos por los cristianos tibios e indolentes, fríos e indiferentes, que a pesar de no sufrir ningún tipo de persecución por practicar su religión públicamente, y a pesar de disponer de iglesias, oratorios, parroquias, capillas, en donde se celebra la Santa Misa con regularidad, no asisten a Misa, dando los más insólitos y variados motivos para no hacerlo, o simplemente porque puestos a elegir entre Jesús Eucaristía o el partido de fútbol, no dudan en elegir el partido de fútbol, y si son niños o jóvenes, eligen a sus cantantes, músicos, amigos, diversiones, dejando solo a Jesús en el altar eucarístico y en el sagrario. Muchísimos cristianos, teniendo a su disposición la posibilidad de asistir a la Santa Misa, viviendo cerca de la Iglesia, poseyendo medios materiales, económicos, espirituales y de todo tipo para poder hacer de la Santa Misa el evento central del Domingo y de la semana, no obstante, la posponen y abandonan por las atracciones del mundo. Si los cristianos de la Antigüedad –y los cristianos perseguidos en nuestros días- decían que “no podían vivir sin la Santa Misa dominical”, muchos cristianos tibios, de nuestros días –entre los cuales muchas veces nos contamos-, dicen lo contrario: “No necesitamos de la Santa Misa para vivir”. Te pedimos, oh Jesús Eucaristía, que les concedas, a ellos y a nosotros, un ardiente amor por el don que Dios Padre deposita en cada Santa Misa en el altar eucarístico, tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y tu Divinidad. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos que sufren violencias de todo tipo –psicológicas, verbales, morales, físicas-, hasta la encarcelación e incluso la pena de muerte, por el solo hecho de no solo no avergonzarse, sino de proclamar valiente y públicamente su fe en Cristo Dios, mientras que muchísimos otros cristianos, reniegan cobardemente de su condición de cristianos, siendo conniventes, complacientes y cómplices con el mundo pagano, ateo, consumista, hedonista, lujurioso y materialista. Muchísimos cristianos callan por cobardía su condición de cristianos, con tal de no perder sus privilegios, o por respetos humanos, y es así que se vuelven cómplices del mal cuando consumen pornografía, cuando abandonan la Santa Misa por el fútbol y la música, cuando dejan de lado la Iglesia por cualquier pretexto, la gran mayoría de ellos, banales, cuando silencian por temor, miedo, vergüenza -que no es otra cosa que cobardía-, la defensa de la Santa Iglesia Católica, del Santo Padre, de los obispos, sacerdotes y laicos fieles a Jesucristo. Muchísimos cristianos pecan de cobardía cuando consienten con las leyes y mandamientos de Satanás, en un todo opuestos a las leyes y Mandamientos de Dios, y es así como, llamados a ser “sal de la tierra y luz del mundo”, en vez de evangelizar en sus familias, en sus ambientes de trabajo o de esparcimiento, callan su condición de cristianos y se vuelven cómplices de quienes, con toda malicia, a la par que demuelen los minúsculos resabios de cristianismo de la sociedad, se esmeran por construir un mundo sin Dios, un mundo de tinieblas. Los cristianos que callan por cobardía serán negados por Jesucristo en el Día del Juicio Final, según sus palabras: “Al que me niegue delante de los hombres, Yo lo negaré delante de mi Padre”. Te pedimos, oh Buen Jesús, la gracia de no ser nosotros esos cristianos y, si hemos cometido el pecado de cobardía en algún momento, te pedimos la gracia de reparar con creces, dando testimonio público de Cristo según nuestro estado de vida. Amén.

         Silencio para meditar.

         Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos que dan testimonio de tu divinidad con sus vidas, uniéndose de esta manera a tu sacrificio en Cruz; te damos gracias, porque ellos son los mártires de nuestros tiempos, que con su sangre riegan la tierra y la fertilizan con la santidad que proviene de Ti, propiciando con su sangre derramada, el nacimiento de nuevos cristianos. Te damos gracias por el martirio de estos valientes hijos de la Iglesia, que al precio de su sangre y de su vida, te han seguido hasta el Calvario y han aceptado el don que les hiciste de compartir tu Cruz y tu sacrificio redentor. Estos cristianos son los que te han seguido a Ti, Cordero de Dios, hasta el Supremo Sacrificio de la Cruz y, cobijados bajos el manto celestial de María Virgen, permanecieron arrodillados al pie de la Cruz y así la Sangre que brotó de tus heridas abiertas y de tu Corazón traspasado cayó sobre ellos y los lavó de toda mancha de pecado; ellos son los que, habiendo lavado sus túnicas con la Sangre del Cordero, tu Sangre, oh Jesús, ahora merecen adorarte en el cielo y extasiarse de gozo y alegría por toda la eternidad. Te pedimos, oh Buen Jesús, por aquellos cristianos que, si bien no son perseguidos cruentamente en sus países de origen, sí lo son incruentamente, a través de los medios de comunicación, que intentan de todas las formas posibles hacer desaparecer tu Nombre Santísimo de la faz de la tierra y de los corazones de los hombres; te pedimos, Jesús Eucaristía, por los cristianos que son santos y mártires anónimos, que dan testimonio de ti desde la humildad y el silencio de sus vidas sencillas, para que les des fortaleza y puedan perseverar en tu gracia hasta el fin para que, al igual que aquellos que murieron derramando su Sangre por confesar tu Nombre, también ellos, confesando tu Nombre en las pequeñas cosas de todos los días, en sus familias y en sus ambientes de trabajo, alcancen también la palma del martirio. Amén.

         Silencio para meditar.

         Meditación final

         Jesús Eucaristía, te pedimos por los cristianos que en la actualidad están encarcelados y que han sido condenados a diversas penas –en muchos casos, se trata de la pena capital-, para que experimenten, por la Misericordia Divina, la Comunión de los Santos, y así Jesús y María Santísima les concedan, por esta Hora Santa y por muchas otras que se rezarán en el mundo, al menos un mínimo de alivio y refrigerio espiritual en medio de la desolación y tribulación que significan la cárcel y la condena a muerte, y reparamos por todos aquellos cristianos -entre los cuales nos incluimos muchas veces-, que no aprecian el don de la verdadera libertad, la libertad que da Cristo, Camino, Verdad y Vida, y en vez de ser libres por la gracia santificante, que libera de la esclavitud del error y de la ignorancia y de las tinieblas del pecado, eligen ser prisioneros y esclavos voluntarios del mal, apartándose de los Mandamientos de Dios. Te suplicamos, oh Buen Jesús, por nuestros hermanos cristianos, prisioneros por el único delito de ser fieles a Ti, Cristo Dios, para que les concedas alivio y fortaleza en la tribulación y a nosotros, danos la gracia de dar testimonio de Ti, oh Cordero de Dios, todos los días que nos quedan de nuestra existencia terrena, hasta el último día, para que merezcamos contemplar tu Divino Rostro y alegrarnos en Ti por la eternidad. Amén.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman. Amén” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


         Canto final: “El trece de mayo”.